Tatu arruina la fiesta al Basilea

“Miramos a la tercera plaza”, dijo el técnico del Basilea, Murat Yakin, en la previa del partido que iba a jugar su equipo con el Steaua en Bucarest. Optar a una de las dos plazas que dan acceso a los octavos de la Champions está caro en un grupo con Schalke y Chelsea de por medio. Pero los suizos tuvieron en la mano colarse en la segunda posición, puesto que les otorgaba la victoria del Chelsea sobre el Schalke. Tatu les arruinó la fiesta en el 87’, cuando dejó en nada el golazo que Marcelo Díaz había logrado en el 48’. Los rumanos se estrenan con un punto en esta Champions, aunque la victoria se les resiste desde 2006.

Los locales salieron con ímpetu, queriendo cosechar sus primeros puntos en esta Champions. Esa agresividad inicial derivó en las primeras oportunidades para los locales, pero también en que el Basilea encontrara huecos para hacer su juego y pusiera contra las cuerdas al conjunto rumano. En el minuto 10, un error defensivo de los locales dio a Streller la primera ocasión para que los suizos se pusieran por delante. Le siguió Ivanov con un disparo a bocajarro que sacó la defensa bajo palos.

El Steaua se achantó tras el susto y el arrebato ofensivo se evaporó. El Basilea empezó a hacerse con el partido con suavidad y lo acabó controlando. Mientras que los visitantes movían el balón con facilidad y atacaban cómodos, los de Bucarest estaban obtusos y, cuando se encontraban con una oportunidad de incomodar a Sommer, la malgastaban precipitándose, como si les apremiara el cronometro.

El avance de lo que ocurriría en la segunda parte lo dio Stocker cerca del 45'. El disparo del Basilea rebotó en Szukala y salió despedido al larguero.

En la reanudación llegó el gol. Un error en la salida de balón del Steaua (otro más) dejó el esférico a los pies de Streller. El del Basilea combinó con Marcelo Díaz y el chileno se sacó de la bota un golazo que se coló por la escuadra de Tatarusanu.

Los suizos se conformaron con el 0-1 y no buscaron sentenciar. Dieron un paso atrás y el peso del partido recayó sobre el Steaua. Los de Bucarest asumieron el papel que les tocaba y buscaron el gol. Se acercaron con peligro una y otra vez al área del Basilea, sin suerte. La mayoría de sus tiros salían desviados, sin que ni siquiera tuviera que intervenir el guardameta. Así, hasta que llegó el minuto 87, cuando las ganas del Steaua pesaron más que el conformismo. Tatu logró el empate en la recta final y destrozó las ilusiones de un Basilea que empezaba a soñar en grande.