Objetivo indiscreto
Entre el afecto y las cosquillas
El club sirvió esta imagen a los medios de comunicación para probar la buena relación entre Florentino y Casillas. El gesto del presidente sugiere una forma de dominio paternal.
Pasar la mano por la cerviz del prójimo es un gesto paternal de dominio dedicado a hijos, mastines y subalternos en general. Indica al mismo tiempo cariño, consuelo y una leve amenaza: si aprieto, te enteras. No todos los subordinados lo aceptan igual, y los hay que no lo aceptan en absoluto. Si Florentino hubiera pasado la mano por el cuello de Mourinho es probable que hubiera perdido tres falanges. Quizá cuatro.
Quienes hayan sentido en sus vértebras cervicales la mano de un jefe (ser superior o señor con corbata) habrán calcado la atribulada reacción de Casillas. La primera respuesta es la sonrisa, casi nerviosa. No olvidemos que en el cuello se estimulan una infinidad de terminaciones sensoriales, algunas erógenas. De ahí el cóctel de sensaciones: miedo (lógico), risa (tonta) y escalofrío descontrolado. De ahí la cara de Iker y la tensión de sus brazos. El vello no se aprecia, pero está erizado.
Las palabras del presidente a Casillas no trascendieron. El club se limitó a incluir la imagen entre las seis que sirvió a los medios para ilustrar el buen ambiente en el día de la foto oficial. Hasta el capitán parece disfrutar de su condición de suplente (en Liga).
Las miradas no admiten equívoco. Nadie observa a Florentino directamente (Iker fija sus ojos en el corazón o en la cartera) y Arbeloa ríe con algo que interesa poco a Marcelo y Di María. Tampoco se conoce la respuesta de Casillas ante tanto afecto presidencial, aunque tal vez la llevara escrita en el pecho: "Fly Emirates".