El nuevo templo de los leones que hará olvidar a La Catedral

Un siglo después, el Athletic cambia de casa. El viejo San Mamés cumplió cien años el 21 de agosto, golpeado por la piqueta y ya casi al desnudo. A su lado se levantó el nuevo estadio, que ha crecido en dos años y dos meses, un tiempo récord. La huella de la vieja Catedral quedará para siempre en el nuevo feudo, ya que la grada sur que falta por levantar (se han construido hasta ahora tres cuartas partes del campo) irá precisamente sobre lo que era la Tribuna Principal del viejo estadio.

El nuevo San Mamés es un lujo, todo un aspirante a la Eurocopa de 2020. Los leones y su familia rojiblanca aún están sobrecogidos por el impacto visual del campo, todo de riguroso rojo, lo que, unido a su particular cerramiento, le hacen hermano gemelo de los estadios del Arsenal y Benfica. Ese tono encarnado, muy intenso, domina la sala de espera de los jugadores antes de salir al césped. Una moqueta con hierba artificial roja y el diseño como en un circo romano (hay que bajar para luego volver a subir escaleras) hace que los futbolistas no vean el estadio desde el túnel. Sólo oyen el griterío.

La joya de la corona es la cubierta, que dota de carácter a la construcción. Su estructura impresiona al espectador. Todas las cerchas están orientadas al círculo central para concentrar la atención, a modo de radios de una bici, y los cojines EFTE que la rematan, de un plástico muy resistente, dejan pasar la luz. Los focos están incorporados al impresionante soporte.

El campo aún crecerá más. No será hasta la primavera de 2015 cuando la obra esté concluida y estén disponibles sus más de 53.000 asientos.

El griterío queda amplificado

Aunque falta por construir un fondo, lo cual abre el vaso sobre el que se asienta el campo y expande los coros, todos los que lo han pisado destacan la amplificación del sonido cuando éste emana de la grada. "Parece que la gente está encima", valora Iraola. "Se les oye un montón", indica Muniain. Hay dos factores clave. Uno es la cubierta, que se despliega justo hasta la vertical sobre el césped para envolver el escenario. Otro es la grada, que discurre paralela al terreno de juego, es muy vertical y está lo más cerca del campo que permite la FIFA.