Dos goles de Baptistao y victoria en el fin de la gira sudamericana

Poco pareció un partido amistoso. Ni por lo que se vio en las gradas ni por la intensidad y las ganas que pusieron ambos equipos en el terreno de juego. El estadio Centenario de Montevideo registró una entrada espectacular, con unos 50.000 espectadores en las gradas. Los organizadores apuntaron que se habían sorprendido muy gratamente de la expectación que despertó el choque. Sólo en los partidos de Selección, el Centenario tiene tanta afluencia, pues por motivos de seguridad en el clásico Nacional-Peñarol no se ponen todas las entradas a la venta. Con una afición entregada a los suyos, con el espectáculo que supuso el despliegue de la bandera más grande del mundo (Padre y Decano del fútbol uruguayo, se podia leer) y un ambiente propio de un partido de Champions, el Atlético mostró un primer tiempo bastante aceptable.

El once inicial bien podría ser el que debute en el campeonato. La entrada de Villa dependerá de su estado físico, pero el equipo que presentó el Cholo tiene toda la pinta de ser el titular. Y el Atlético fue dueño y señor del partido. Seguro en defensa, intentó tener la pelota, triangular, buscar el hueco por un lado y por otro. Sin hacerlo de manera brillante, pero sí con ideas y con la intención de jugar al fútbol. Tuvo un par de ocasiones en las botas de Diego Costa y Raúl García. Le faltó ir decididamente al ataque para llevarse el tanto, aunque Nacional se defendió con orden. Lo más importante para Simeone es que el Atlético empezó a recuperar el toque y las señas de identidad con las que triunfó hace unos meses: presión, intensidad, juego por las bandas... Faltó el gol, pero llegará cuando el Atlético le meta la velocidad en los entrenamientos que ahora mismo le falta. El gol y la chispa llegarán en breve. Pero Juanfran y Filipe Luis siguieron subiendo por el lateral como antes, Koke intentó organizar el juego e incluso Raúl García bajó a tocar y abrir juego a las bandas.

En el segundo tiempo Simeone puso a su otro Atleti de medio campo hacia arriba, gente de menos toque pero más eléctrica, como Cebolla, Adrián o Leo. El Cebolla salió supermotivado y de sus botas salió el primer gol. De su jugada y su tiro aprovechó Leo el rechace. Y lo celebró a lo grande, claro. Luego el Atleti se echó atrás confianza en su fuerza defensiva y no concedió nada más que una ocasión. El 0-2 tuvo a los mismos protagonistas, con Cebolla en la acción y Leo en la definición con un buen tiro en la frontal. El partido fue del Atlético que no perdió ni el partido ni sus señas de identidad.