Uruguay golea a Tahití y se prepara para otro 'Maracanazo'

Uruguay en semifinales como segunda de grupo. Se enfrentará a Brasil. Un Brasil-Uruguay siempre rescata la sombra del Maracanazo, el episodio que más lágrimas ha provocado en la histioria del fútbol, cuando en 1950 perdieron el Mundial al caer derrotados 1-2 contra Uruguay con goles de Schiaffino y Ghiggia.

Ganó Uruguay 8-0 a Tahití. Todo equipo, en felicidad o en depresión, debería jugar al menos una vez contra Tahití, las dos horas más felices que un futbolista pueda imaginar y mucho más efectivas que una hora con el mejor de los psicólogos. Tahití produce un efecto sanador que hace que toda selección que se enfrenta a ellos se crea España. Le ocurrió ayer a Uruguay, que salió con los suplentes y goleó. No le hizo falta alinear a su artillería mayor: Cavani, Luis Suárez y Forlán

Tahití rotó y en su tercer partido alineó a su tercer portero, Meriel, que no pareció peor que Roche y Samin, los que jugaron contra España y Nigeria. También era el primer partido de Abel Hernández en la Confecup. El delantero del Palermo pareció Torres y Villa en uno. En el minuto dos marcó el primero de sus goles y antes del descanso ya había firmado un hat-trick. Hernández completó su tarde de gloria haciendo más tarde el 6-0, su cuarto.

No fue precisamente de gloria como acabó cubierto Scotti, quien falló un penalti y fue expulsado. Hace falta ser muy uruguayo para ser expulsado contra Tahití por doble amarilla. Lo del penalti fue otro cantar. Lo detuvo Meriel, que a punto estuvo de estropear la foto cuando, saboreando su logro, se le escurrió el balón y le golpeó sin querer con el codo, estando apunto de marcarse gol en propia puerta. Alegría sin orden: Tahití.

En la segunda parte, Tabárez dio minutos a Luis Suárez. Al delantero del Liverpool le dio tiempo a marcar dos goles. Minutos para ganar confianza. Uruguay, como España, también falló un penalti, Uruguay, como España, también goleó a Tahití sin querer hacer sangre. Uruguay marcó ocho goles. Casi como España, porque aunque ayer lo pareciese, no lo es.