'De niños a leyendas': un libro con el origen de los campeones

Casillas era un niño que comía tan mal que su madre se veía obligada a llevarlo a un bar cercano con futbolín: por cada gol, un bocado. A Iniesta tuvo que rescatarlo Luis Enrique porque un guardia de seguridad no le dejaba entrar en las instalaciones del Barça: pensaba que era un niño en busca de autógrafos. Silva aprendió a jugar con las patatas y naranjas que le daba su abuela. La madre de Mata utilizó con él un peculiar factor del crecimiento: pechugas de pollo en salsa de queso y cebolla. Estas y otras muchas historias están recogidas en el libro de nuestro compañero Aritz Gabilondo La Roja: de niños a leyendas, de la editorial Al Poste.

Desde la posición privilegiada de quien ha seguido y sigue a las categorías inferiores de la Selección (ahora se encuentra en el Europeo Sub-21 de Israel), Aritz Gabilondo (San Sebastián, 1980) presenta el relato más ameno y menos conocido de los campeones europeos y mundiales. A partir de del origen y del entorno de los jugadores, Gabilondo enlaza historias que se conectan en la infancia de los protagonistas y que, en algunos casos, forjan hermandades casi consanguíneas, como las de Sergio Ramos y Navas, o Piqué y Cesc.

Hay puntos comunes, como la desconfianza hacia los bajitos, y hay hechos inevitbles, como la amistad de Xavi y Casillas. Lo demás forma parte de la complicidad de un grupo de futbolistas excelentes y de los técnicos que les supieron entender y alentar.

El libro de Aritz (para lectores de 7 a 90 años) permite entender mejor la fidelidad de Del Bosque hacia el bloque que nos hace campeones desde 2008. La historia es suya. Y la gloria, de momento, también.

Sáez y Del Bosque, prólogo y epílogo

Iñaki Sáez, entrenador de la Selección que en 1999 se proclamó campeona del mundo Sub-20, es el autor del prólogo de libro de Aritz Gabilondo. "El autor ha sido testigo de una etapa preciosa de triunfos que culminó en un equipo absoluto que ha escrito la historia más grande del fútbol español". Del Bosque destaca la humanidad de los jugadores: "Han crecido juntos forjando y fraguando su amistad en las concentraciones, celebrando juntos las victorias y llorando en las derrotas".