Aduriz puede dar tierra a su querido Mallorca en Bilbao

Restan dos partidos oficiales para derribar San Mamés y su parroquia quiere que el último, ante el Levante, sea para disfrutar. De ahí que el Athletic afronte esta tarde su partido ante el Mallorca como una final. Nada que ver con la que jugó hace un año en Bucarest. Aún más importante. Eludir el descenso de un plumazo y espantar así los fantasmas que se han instalado en los últimos meses es el gran objetivo. Pero enfrente está el peor enemigo posible: un Mallorca al que sí le va la vida en su despedida del templo.

Si bien es cierto que el Athletic tiene tres balas más en la recámara para terminar con la pesadilla, el equipo de Bielsa se ha conjurado para que hoy sea el día de acción de gracias para compartir con su paciente afición. Quiere brindar con buen fútbol y goles. La falta de acierto en los últimos metros está representada en la figura de Aritz Aduriz, que si bien ha dado dos asistencias soberbias en los últimos partidos, ha fallado remates cantados como el de Balaídos.

Y es precisamente Aduriz el nexo de unión y desunión entre ambos clubes. Relanzó su carrera en Palma y la gente está de uñas con el club balear porque aún no ha pagado la mitad de su fichaje. Así que los de Manzano no tendrán árnica en la grada. Ver al Mallorca en Segunda por sonrojante deudor es un deseo de muchos aficionados. Aritz no querrá darle tierra, pero tampoco se va a compadecer. Ya en la ida hizo el 0-1 definitivo y tiene especial don para marcar a sus exequipos.

Batalla en la media. Donde saltarán chispas es en la medular. De ahí que Bielsa haya mantenido a Gurpegui en lugar del más estilista Iturraspe. De Marcos, Pina y compañía meterán el alma en cada pelota. Ni Athletic ni Mallorca se sienten cómodo sin ella, por lo que tratarán de conservarla. Manzano, que podría meter a Ximo como central o lateral derecho desplazando al escocés Hutton al centro de la zaga, ya ha aireado que el equipo rojiblanco tiene la segunda posesión de la Liga, tras el Barça, por lo que buscará una maraña en medio campo. Habrá guerra sin cuartel. A ver el árbitro.

No quedan entradas

Pese a la incómoda hora del partido, las cuatro de la tarde, San Mamés estará lleno a rebosar. El club ha colgado el cartel de no hay billetes. El cuadro balear no estará solo en la grada, ya que 400 seguidores se trasladan desde Palma para buscar el milagro de los de Manzano.