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Jose Carlos Menzel López

El germano andaluz que se las centraba a Thomas Müller

Jose Carlos Menzel López jugó en las categorias inferiores del Bayern, donde coincidió con Müller. Ahora escribe para el TZ de Múnich y Joaquín fue uno de sus mentores.

Actualizado a
Menzel López, ayer en Barcelona.

La estética de su vestimenta le da pinta de jovenzuelo alemán, pero cuando se expresa en castellano, viene la sorpresa. Un marcadísimo acento andaluz descubre sus orígenes y cuando habla de su Betis, se acaba acelerando tanto que resulta casi imposible entenderle. Nacido en Múnich el 25 de febrero de 1989, José Carlos López Menzel es el personaje de una historia que en otros tiempos hubiese dado para mucho más. De familia española (y español por los cuatro costados), es periodista del diario TZ de Múnich, el más prestigioso de toda Baviera, y tras pasar una etapa de prácticas en la sección de baloncesto, no se lo pensó cuando le reclamaron para escribir del Bayern. Tenía un secreto bien guardado: conocía la casa como Heynckes el juego del Barcelona, por lo que no tardó en destacar.

Menzel veraneó (y lo sigue haciendo) toda su vida en el Puerto de Santa María (Cádiz). Allí, después de las habituales pachanguitas futbolísticas vespertinas en la playa, acostumbraba a ir a ver el Torneo Carranza. Conoció en una edición a Joaquín, dueño del arte y el sprint del Villamarín y el gaditano fue su primer ídolo de infancia.

Menzel militaba en el modesto TSV Grasburn, entidad en la que comenzó antes de atender la propuesta del Unterhaching. Entonces tenía 14 años y su velocidad había sido detectada por los ojeadores del Bayern de Múnich, que dos años después lo ficharon para las inferiores. Allí puso en práctica todo lo que le explicaba Joaquín, al que siempre tuvo en la cabeza, como a Guada, su amor platónico a la que dedicaba cada uno de los goles o las asistencias que conseguí dar para el equipo. Algún día, dice, "veremos juntos un partido en el Villamarín".

Tuvo tres entrenadores que le marcaron el camino en Múnich (Heiko Vogel, Björn Anderson y Stefan Beckenbauer), aunque no le hizo falta nada más que unos entrenamientos para comprobar que su mejor aliado sería Thomas Müller, al que Louis van Gaal empujó al estrellato. Menzel se sabía la jugada de memoria: encarar, regatear, centrar y celebrar. Tuvieron tantas batallas juntos que ahora, cuando el atacante profesional ve al periodista en las zonas mixtas, el respeto por su persona es inmenso. Sabe de fútbol y si antes lo interpretaba en el campo, ahora lo escribe en el diario.