Otro 4-0 liquidó al Dream Team

Ya que el Barça está ante la interesante opción de reconstruirse desde otro 4-0, debería tomar una dirección contraria a la de 1994. Lo que sucedió después de la humillación del hasta entonces Dream Team en Atenas fue un desastre. Romario, que había llevado al título de Liga al equipo con sus 30 goles, ya se marchó indolente aquella misma noche sin querer recibir la medalla conmemorativa con el resto del equipo. Meses después de ser mejor jugador del Mundial, fue suplente el día del 5-0 del Bernabéu, pegó un portazo en mitad de temporada y se fugó al Flamengo. Por entonces, Stoichkov y Koeman ya estaban en caída y Laudrup brillaba con Valdano mientras su recambio, el ex madridista Hagi, resultaba un fiasco.

Hubo asuntos más surrealistas aún. Cruyff se cargó a Zubizarreta, que fue al Valencia. Su pareja de porteros fue Busquets y 'el cuñado' Angoy ("el portero familiar", le llamó Núñez). Aquel mismo curso, Busquets se metió cómicamente con el balón en la portería en un partido ante el Galatasaray en el Ali Sami Yen.

El disparate no paró ahí. La reforma de la clase media pasó por las incorporaciones de Escaich, Sánchez Jara, Eskurza, Korneiev y José Mari. Irreconocible, el Barça se arrastró por la Liga después de cuatro títulos seguidos y fue eliminado, triste, por el PSG de Rai, Weah y Ginola en cuartos.

Eso sí, aquel caos precipitó una liquidación por derribo. En la 95-96, el Barça fichó a Figo y dio salida a la quinta del Mini: De la Peña, Roger, Celades, Óscar, Moreno... Llegó a semis de UEFA (le eliminó el Bayern...) y perdió Liga y Copa ante el Atleti. Luego, dicen, Cruyff pidió a Zidane y Giggs para volver a hacer un Barça grande. Núñez no esperó a junio para echarlo.