La Juventus se cura las heridas europeas en casa

La Juventus vivió el partido contra la Lazio en Roma de la misma forma que ha pasado toda la temporada en la Serie A: sin incomodarse. Los de Antonio Conte se han impuesto a los romanos por 0-2 y están tocando el Scudetto con la punta de los dedos. La diferencia con el Nápoles, segundo clasificado, ha aumentado hasta los 11 puntos tras el empate que cosecharon frente al Milán en San Siro. Y solo quedan seis jornadas.

El último tren para aspirar a la Champions. Así describió Petkovic, técnico de la Lazio, el partido frente a la Juventus. Los romanos son quintos en la clasificación y ocupan el último puesto que da derecho a jugar competición europea. Pero su objetivo era pelearle la Liga de Campeones al Milan, ocho puntos por encima. Tras la derrota de hoy, solo les queda creer en el milagro.

La Lazio saltó al campo con el objetivo bien claro. Los romanos empezaron presionando y creando ocasiones, sin parar de buscar la portería de Buffon. Pero su estilo de juego ofensivo pronto se llevó un duro revés: un infantil penalti de Cana sobre Vucinic derivó en el primer tanto del partido, convertido por el chileno Arturo Vidal. Los locales acusaron el golpe, aunque intentaron reponerse a partir del minuto 15, pero la Juventus les dio las mismas opciones que el Bayern les ofreció a ellos en la Champions: ninguna.

Marchetti salvó el 0-2 tras un remate forzado de Vucinic. La defensa de los romanos, mermada por las bajas, no estuvo fina. Esas inseguridades en la zaga contrastaron con la firmeza del muro juventino, el club que menos goles ha encajado en el campeonato italiano. Vidal hizo el segundo del partido y de su cuenta particular tras una buena combinación de los bianconeros y un poco de fortuna: el pase de primeras de Vucinic rebotó en un defensa y le cayó a Vidal, que sentenció el partido en el minuto 27.

La Lazio poco pudo hacer frente a la seguridad del líder de la Serie A. Tras el descanso, los romanos intentaron desembarazarse del control de su rival –la tuvo el checo Kozak en el 60–, pero su cabezazo no vio puerta y acabaron sucumbiendo a la nana bianconera. Los de Conte durmieron el partido y al público. Controlaron con tranquilidad, ahorrando gasolina –la próxima jornada se las verán con el Milan– y frustrando la mayoría de las pocas ocasiones en que la Lazio se atrevió a llegar a los dominios de Buffon (la falta de puntería hizo el resto). La Juve se sabía superior y su rival se sometió a ese axioma.

El reloj llegó al minuto 90 sin que nada pasara sobre el césped. La Juve se resarció del mazazo europeo, una competición que aún le está un par de tallas grande, en la liga casera donde no hay ningún rival que pueda, siquiera, disputarle la sombra.