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REPORTAJE

Petroclubes de fútbol

El París Saint-Germain lidera la moda de los multimillonarios de todo el mundo que fijan la vista en los equipos europeos para lavarles la cara. No siempre la inversión sale bien.

Madrid
David Beckham y Zlatan Ibrahimovic antes de empezar el encuentro de la Copa de Francia contra el Olympique de Marsella el 27 de febrero.
FRANCK FIFEAFP

El petróleo da dinero, mucho, y el dinero permite comprar caros juguetes. Magnates árabes, rusos, indios,… llegan a Europa dispuestos a invertir un buen fajo de billetes en el deporte del balón. El París Saint-Germain es el último ejemplo. El más exitoso, aunque también convulso, el Chelsea.

“No queremos comprar 13 Messis, no es así como se construye un equipo”. Leonardo, director deportivo del Paris Saint-Germain y ex técnico de Inter y Milan, lanzó ese aviso en 2011, nada más aterrizar los petrodólares en la capital gala. El jeque catarí Sheikh Tamim Bin Hamad Al-Thani no ha fichado al argentino, pero tampoco ha escatimado en gastos. Ha invertido 200 millones en dos años: Ibrahimovic (25), Lucas Moura (43), Pastore (43),… Todo para convertir al PSG, un equipo histórico pero modesto que no gana una Liga desde 1994 y jamás ha levantado una Champions, en un equipo pujante. En el ámbito deportivo, el desembolso parece dar sus frutos: el PSG es líder de la Ligue 1 (el que más goles ha hecho y el que menos ha encajado) y está en cuartos de la Champions y de la Copa de Francia. En el aspecto publicitario, no tiene rival en su país. La llegada de David Beckham en el mercado de invierno les ha catapultado al epicentro del foco mediático, un lugar poco frecuentado en la historia del PSG.

Ante la crisis económica y financiera en la que está sumida Europa, el despilfarro de Al-Thani no ha sentado nada bien entre la clase política francesa: “Estos números no son impresionantes, son indecentes”, dijo Jerôme Cahuzac, ministro de presupuesto de Hollande. La ministra de Deportes, Valérie Fourneyron, también criticó los 65 millones de euros pagados por Ibrahimovic y Thiago Silva: “Son [cifras] astronómicas, irracionales, y dan una imagen de lo más deplorable del fútbol de hoy”.

Inglaterra es el país donde los grandes magnates más han invertido con la esperanza de llevar a la cumbre a sus conjuntos. El Chelsea de Abramovich, el Queens Park Rangers del empresario malasio Tony Fernandes, el Fulham del egipcio Mohamed Al Fayed…. Pero una cuenta corriente con un caravana de ceros no asegura los triunfos. En el campo esos ceros están representados por las piernas y las botas de unos jugadores que distan de ser infalibles.

Rafael Benitez habla con Fernando Torres durante el partido de la Premier entre el CHelsea y el West Brom el 2 de marzo.
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Rafael Benitez habla con Fernando Torres durante el partido de la Premier entre el CHelsea y el West Brom el 2 de marzo.CARL COURTAFP

Desde que Roman Abramovich llegó al Chelsea en 2003, el multimillonario ruso ha tenido entre ceja y ceja la Liga de Campeones. Para conseguirla se ha gastado casi 1.000 millones de euros. Por fin, el año pasado los de Londres la levantaron. En el camino, lleno de curvas y baches para los blues, Abramovich ha logrado las únicas tres Ligas en color del club, cuatro FA Cups y dos League Cups. Aún así, a pesar de convertirse en uno de los grandes de Inglaterra y de Europa, este gigante no deja de tropezar con sus propios pies. Permanentemente cuestionado por su juego opaco y con una grada que no soporta a su entrenador –Benítez–, Abramovich ve cada día como su dinero no puede pagar la calma que desea para Stamford Bridge.

Mansour Bin Zayed Al Nayan, de Emiratos Árabes, se convirtió en dueño del Manchester City en septiembre de 2008 a cambio de 260 millones de euros. Por entonces, los citizens no ganaban la Premier desde 1968 y la Champions era una dimensión paralela. Desde que llegó el jeque, los de Manchester han levantado una Liga (2011-12), una FA Cup (2010-11) y una Supercopa de Inglaterra (Community Shield, en 2012). La Liga de Campeones se ha mantenido como un casillero sin tachar. Solo la han disputado esta temporada y la anterior, y en ambas han quedado fuera en la primera fase. Este año la situación ha sido incluso más dramática: los citizens quedaron cuartos de su grupo, por lo que ni siquiera pudieron reengancharse a la Liga Europa. En el campeonato inglés, sus aspiraciones de revalidar el título se han evaporado varios meses antes de la conclusión del campeonato: el United, que tiene 12 puntos de ventaja sobre el City, ha recuperado el trono de la Premier.

Como en el PSG, la política de “el dinero lo compra todo” ha convertido al City en una diana fácil para las críticas. Entre ellas, las que le ha despachado su vecino, el United, por boca de su técnico, Álex Ferguson: “En los últimos años hemos visto a propietarios muy ricos que entran a formar parte de clubs y realizan un esfuerzo kamikaze por gastar su dinero”. El City se ha gastado más de 600 millones de euros en fichajes (Robinho, Agüero, Silva,…).

Los millones no han podido estabilizar al histórico Queens Park Rangers, el hermano menor de los clubes de Londres. En la temporada 2007-2008, los magnates de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone (presidente) y Flavio Briatore (ex de Renault) compraron el club. Poco después se sumó a la dupla el millonario angloindio Lakshimi Mittal, dueño de una siderúrgica. A los tres años, el QPR ascendió a la Premier League. Y el año pasado el empresario malasio Tony Fernandes se hizo con el control. Quería convertir al conjunto londinense en un top de Inglaterra. Llegaron el portero Julio César, Bosingwa, Ji Sung Park, Granero,… El resultado no ha sido el esperado. El QPR es colista de la Premier, con solo tres victorias en su haber, y está abocado al descenso.

Isco durante un partido de Champions contra el Milan el 6 de noviembre.
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Isco durante un partido de Champions contra el Milan el 6 de noviembre.MARIANO POZOAS

España no se ha librado del monopolio de los petrodólares. Otro Al-Thani, Abdullah, llegó a Málaga en octubre de 2010 con la idea de “hacer un equipo que sea capaz de pelear con los grandes de la Liga”. Para eso contrató al técnico Manuel Pellegrini y casi triplicó el presupuesto del Málaga en su primer año (de 25 a 60 millones). Fichó a Ruud Van Nistelrooy, Joaquín, Toulalan, Cazorla, Isco… para formar toda una plantilla de ensueño, inimaginable pocos meses antes.

El Málaga consiguió rápidamente los objetivos deportivos que se marcó tras el desembarco del jeque. Pasaron de jugar en el año 07-08 en Segunda División y de ocupar la decimoséptima posición en la Liga en la 09-10 a clasificarse para la Liga de Campeones: en la temporada 11-12, los andaluces acabaron cuartos, la misma posición que ocupan ahora en la tabla. En la competición europea, el Euromálaga ha sido una de las sorpresas de la primera fase al no perder ni un solo partido y pasar a octavos como primero de grupo, por delante de un histórico con siete Copas de Europa como es el Milan.

Esa euforia nunca antes conocida en Málaga ha tenido altibajos marcados por los rumores de venta del club, sueldos sin pagar, denuncias de los futbolistas y un decreto de la UEFA que impide al conjunto andaluz jugar competición europea el año que viene por deudas con otros clubes y con Hacienda. A eso se añadió la marcha a la Premier de futbolistas como Cazorla y Nacho Monreal. La mediación de Pellegrini con los jugadores evitó que la desafección entre plantilla y club pasara a mayores.

El Milan que Berlusconi utiliza como baza electoral, el Anzhi de Suleyman Kerimov y el estratosférico salario que le concedió a Samuel Eto’o , el Neuchatel suizo del magnate del gas checheno Bulat Chagaev,…. El fútbol, más que nunca, es un deporte de negocios.