Racing de Santander
Menéndez por José Aurelio Gay, que cargó contra el equipo
Mientras el equipo entrenaba, Gay se despedía de todos. El asturiano, ex de Celta y Castilla, firma hasta el final de temporada en un equipo en descenso.
El Racing destituyó ayer a José Aurelio Gay y contrató a Alejandro Menéndez, el cuarto entrenador de la temporada. El motivo de la destitución vino marcado, evidentemente, por los malos resultados pero sobre todo por la nula sintonía existente entre todos y cada uno de los estamentos del club, de los dirigentes a los jugadores, pasando por la mayoría de los empleados, con el técnico madrileño y, sobre todo, su hombre de confianza, David Pérez.
Los futbolistas acusan a Gay de estar abducido por Pérez, un preparador físico con experiencia en el fútbol y nula mano izquierda, que apenas 72 horas más tarde de su llegada a Santander ya tenía en pie de guerra a todo el club. El señuelo para su destitución fue cuando en la noche del lunes le anunciaron a Gay que su ayudante era inmediatamente relevado de sus funciones y que él, a petición de la totalidad de sus futbolistas, debía cambiar los métodos de éste (la última genialidad había sido la decisión de librar los viernes, algo que la plantilla racinguista consideraba la causa de que se le bloquearan las piernas los domingos). Gay se negó.
Para suplir al madrileño, Emilio De Dios, el director deportivo, ha tirado de un viejo amigo, Alejandro Menéndez, exentrenador del Castilla y del Celta, que llevaba dos años sin entrenar a nadie. Menéndez, gijonés de 46 años, triunfó con los juveniles del Sporting y del Real Madrid, pero luego su carrera se estancó. Pasó por los filiales del Celta y del Madrid, en Segunda B, y sólo puede presumir en su carrera de haber dirigido cinco partidos en Segunda, fue en el Celta en la temporada 2.007-08.
Curiosamente, en aquella ocasión también llegó Menéndez al banquillo como cuarto entrenador del curso. Cayeron antes Stoichkov, López Caro y Antonio López. Ahora debe ganar la mitad de los partidos para no descender.
Murió matando. Gay acusó a los jugadores: "Han ido a quejarse al club porque no quieren trabajar tanto como exigimos nosotros, prefieren que no les toquen las narices por la tarde, pero sin nuestra exigencia no será suficiente". La plantilla le replicó con una nota pública: "Nosotros no le echamos".