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Xabi: “Hasta que desaparezcan las molestias, no reapareceré”

"Estoy en la fase de recuperación y no hay fecha concreta para la vuelta. Ojalá esté en Copa y Champions pero no tengo una respuesta todavía", dijo el tolosarra.

Xabi: “Hasta que desaparezcan las molestias, no reapareceré”

Xabi Alonso es portada de la revista Vanity Fair este el mes de marzo. El jugador del Real Madrid, que hablará de la actualidad en el club blanco, también intervino en un acto de Adidas y habló de su reaparición: Hasta que no desaparezcan las molestias no reapareceré. Estoy en la fase de recuperación y no hay fecha concreta para la vuelta. Ojalá esté en Copa y Champions pero no tengo una respuesta".

Old Trafford: "Es un campazo y un reto bonito para nosotros. Creo que quien marque el primer gol tendrá muchas opciones".

El vestuario: “No está dividido. Yo me entero de todo y veo las diferencias entre lo real y lo que se publica. Y no podemos estar todo el rato desmintiendo. Somos y debemos ser un equipo, tenemos que seguir estando juntos, porque es un deporte colectivo”.

Casillas y Mourinho: “Mantienen una buena relación profesional como entrenador y jugador, pero no tienen por qué irse de cañas”.

¿Mourinho está entre la espada y la pared?: “Él es listo, ha convivido siempre con las críticas. Cuando los resultados son buenos todo parece más bonito, cuando son malos, parece que surgen todos los conflictos, disputas personales o problemas. Pero es cierto que este año no estamos contentos porque estamos perdiendo más de lo que solemos”.

Cómo es Mourinho: “Como entrenador es muy, muy bueno. Uno de los mejores del mundo. A mí me ha hecho crecer personal y profesionalmente. Y es excelente a la hora de empatizar con los jugadores. Te lo digo yo, de primera mano. En el roce diario, en el cara a cara, es donde te gana. Hablo de la relación entrenador-jugador. De otra, no sé”.

Lo que no le gusta: “Por ejemplo, detesto a los maleducados, a quienes dan la nota y a los bordes. Y no soporto la impuntualidad”.

Jugar en el Real Madrid siendo tan vasco: “Jamás he tenido un problema por ello. Lo llevo con mucha normalidad. Si a alguien le ofende es su problema, no el mío”.

Perder el control: “En el campo, a veces, pero no lo pierdo mucho. No va conmigo. Procuro no hacer teatro porque cuando lo veo en un compañero me gusta tan poco”.

Lo que más le molesta que le griten las aficiones rivales: “¡Gandul!”. (ríe a carcajadas). Algunos siempre van a tratar de hacerte daño”.

En su casa, ¿se hablaba mucho de fútbol?: “No siempre, pero sí veíamos partidos con mi padre y los comentábamos, aunque él no era de contar batallitas ni de darnos consejos para mejorar. Aunque está claro que tuvo mucha influencia sobre nosotros, jamás imaginé que estaría hoy jugando en el Real Madrid o llegaría a ser campeón del mundo. No fue un objetivo, sino una consecuencia natural. Nunca pensé en conseguir más de lo que había conseguido él. Lo veía tan difícil”.

Es más difícil, marcar un gol o criar a un hijo: “Ambas cosas son difíciles. Lo de criar hijos lo hago encantado. Intento ser un padrazo, mis niños son mi mayor responsabilidad. Ser padre te cambia la vida completamente, no hay manual de instrucciones. Paso mucho tiempo fuera y, al final, es mi mujer quien se ocupa más de ellos. Y eso es muy duro, no poder estar en el día a día. Cuando viajo conectamos Skype para vernos, hasta que ellos caen rendidos y se duermen.

Su futuro: “No sé si como entrenador, no lo descarto, pero tendría que prepararme. Me gustaría adentrarme en el mundo del software informático o de la creación de aplicaciones móviles”.

Además, contó una de las experiencias más difíciles y emotivas a la vez de su vida: Nagore, embarazada de su primer hijo, rompía aguas cuando él tenía que viajar a Milán a jugar el partido de los cuartos de final dela Champions: “Pasé horas meditando la decisión y al final me pudo más acompañar a mi mujer y estar presente en el nacimiento. Tomé la decisión correcta y la volvería a tomar. Nagore es la mujer de mi vida, con la que estoy creando mi familia y con quien vivo cosas muy intensas”.

Su hijo mayor, Jon, de cinco años, aún no es consciente de quién es su padre: “Un día vino a casa y me preguntó: “Aita, ¿conoces a Cristiano?”. Le respondí que era mi compañero. Y cuando me paran en la calle para pedirme un autógrafo me dice: “Aita, ¿quién es tu amigo?”.