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ATHLETIC 0 - ESPANYOL 4

El Espanyol castiga con dureza al Athletic de un Iraizoz negado

Héctor Moreno, Vïctor Sánchez, Stuani y Verdú marcaron los goles del Espanyol, que se aleja ocho puntos del descenso y supera a los de Bielsa.

Los jugadores del Espanyol Joan Capdevila y el portugués Simão Pedro Fonseca celebran el gol marcado por su compañero, Héctor Moreno, ante el Athletic Club de Bilbao, el primero del equipo, durante el partido de la vigésimo tercera jornada de Liga de Primera División disputado esta tarde en el estadio San Mamés de Bilbao.
Los jugadores del Espanyol Joan Capdevila y el portugués Simão Pedro Fonseca celebran el gol marcado por su compañero, Héctor Moreno, ante el Athletic Club de Bilbao, el primero del equipo, durante el partido de la vigésimo tercera jornada de Liga de Primera División disputado esta tarde en el estadio San Mamés de Bilbao.Alfredo AldaiEFE

Difícil de explicar el 0-4 del Espanyol en San Mamés. Pasó de ser arrollado por el Athletic con un Ander Herrera estelar a golear a los leones. El análisis más simple es que fue una cuestión de porteros. Mientras Kiko Casilla sostuvo a su equipo cuando lo pasó fatal, Gorka Iraizoz, negado, hundió a sus compañeros. Dejó meterse a su defensa en el área pequeña en un balón parado de Verdú en el 0-1 para que le castigase Héctor Moreno e hizo una pifia de campeonato en el segundo gol, de vídeos de primera. Víctor Sánchez la agradeció. Aún se estará frotando los ojos por el regalo. La Catedral estalló con el 0-3 y le montó una bronca de órdago. Llueve sobre mojado y Bielsa no cambia. Es el único que no discute a su fallón portero. No sé cómo debe sentirse el suplente, Raúl Fernández, al que sin embargo sí utilizó en la Copa.

El Athletic dilapidó no menos de media docena de ocasiones en la primera mitad, mientras los de Javier Aguirre, a quien deben hacer un monumento en Cornellà, acertaron a la de una. Fue una tarde negra para los leones. Se lesionaron Iker Muniain, con una distensión de ligamentos, y su sustituto, Ibai. El joven Laporte ofreció las primeras dudas e Iraizoz remató la faena en la semana en la que fue padre. Desde luego, su descendencia llegó con el pan bajo el brazo, pero jamás le contará su padre cómo lo pasó un 10 de febrero de 2013. Sólo le animó la hinchada del Espanyol.

El Espanyol saltó a San Mamés con la intención de presionar muy arriba, pero pronto plegó velas ante un Athletic muy bien hilvanado, en el que Herrera jugó una primera media hora excepcional. Los de Bielsa empezaron su goteo de ocasiones, aunque batir a Kiko Casilla, imponente en planta y mando, no era cualquier cosa. Fue imposible.
Bien lo comprobó Susaeta, a quien el tarraconense sacó pronto un balón a quemarropa. Ya para entonces renqueaba Iker Muniain, que se lastimó por ir con bravura a un balón dividido. Una pena para los locales y un alivio para Javi López, porque el diablillo había entrado en el partido con chispa.

Casilla volvió a mostrarse todo lo largo que es un cabezazo cruzado de Aurtenetxe y, poco después, De Marcos desperdició una acción de pizarra construida por Herrera. Todo apuntaba hacia un gol local, aunque lo preeocupante para los bilbaínos es que no encontraban a Aduriz. El nueve estuvo desaparecido, sin sitio. Bien emparedado entre Colotto y Héctor Moreno.
Susaeta mandó un cabezazo alto a pase de Herrera por ver a Casilla como el Increíble Hulk. Fue antes de que entrase Ibai por Muniain. De repente, al Athletic se le fue la luz.

También a Velasco Carballo, muy casero con las tarjetas menos cuando debió enseñar la segunda por mano a Simao. Se inventó una falta de San José a Sergio García y al Espanyol le tocó la lotería. Más bien, Iraizoz ayudó a que llegase el premio. No es de extrañar que los seguidores visitantes le coreasen en el descanso por su pasado. El navarro, en un error que repite hasta la saciedad, no sacó a su defensa en el balón parado que Héctor Moreno, anticipándose a Aurtenetxe, cabeceó a placer en el área pequeña. Verdú, eso sí, lo puso de cine.

El Athletic acusó el golpe. Dilapidó varios córners mal botados por Ibai y sólo inquietó hasta el descanso a Casilla en una volea de éste. El segundo tiempo fue de locos. Cuando los leones buscaban con tiralíneas el 1-1, llegó el obsequio de Iraizoz. Ya estaba en el campo el joven Víctor Álvarez, que se movió a pie cambiado como si llevase ahí toda la vida. Encontró muy bien a Stuani en el 0-3 y luego forzó un penalti de Laporte. Gorka, que no paraba uno desde el año de la Polka, lo rechazó y Verdú lo empujó a la red.