El Real Madrid disimula el escaqueo de Mourinho

Era el momento más esperado en la mañana de ayer. La salida de Mourinho en conferencia de prensa después de que el scoop informativo de AS (el técnico fotografiado viendo plácidamente cómo entrenaba su hijo con el Canillas mientras transcurría la Gala de la FIFA) ya se había extendido como la pólvora por todos los rincones del mundo a través de Internet. La inconsistente excusa que puso el técnico para desairar a la FIFA y no representar al Madrid en tan importante evento ("tengo mucho trabajo") se había caído por su propio peso. En la Sala de Prensa de Valdebebas las quinielas se hacían en torno a dos posibilidades: "¿Saldrá Mourinho o Karanka?". Ante la magnitud del tsunami (a esa hora la pillada de Mourinho era portada en los medios digitales de medio mundo), se esperaba que compareciera el portugués. Pero no. Ni Mou ni su acólito... Un empleado del club salió para comunicar el cambio: "En cinco minutos sale. Cinco minutos... Sale Xabi Alonso". Y no dio ninguna explicación más.

Es la primera vez desde que llegó Mourinho en 2010 que un técnico (o él o Karanka) no comparece en conferencia de prensa la víspera de un partido. Sólo hay un precedente, el 13 de noviembre de 2010, en el que no habló ninguno de los dos. Mourinho estaba suspendido (uno de sus primeros charcos) por mandar "a la mierda" a Paradas Romero, y el tristemente fallecido Manolo Preciado había montado en cólera por la acusación del portugués de no poner a los mejores ante el Barça. En esas, en la previa ante el Sporting, el Madrid decidió que no hablara nadie "para no caldear más el ambiente".

Ante la trascendencia de la información y la repercusión mundial por las pruebas, extrañó no sólo que no compareciera ante los medios (cuando le tocaba), sino que tampoco el Madrid hiciera público ningún comunicado al respecto. Mourinho se escondió y no explicó por qué no fue a la Gala. Mientras Cristiano, Casillas, Xabi Alonso, Ramos, Marcelo y Florentino Pérez participaban activamente en el evento de Zúrich con su mejor sonrisa, la butaca de Mourinho estaba vacía. Y en el momento de la entrega del premio al mejor entrenador, una foto estática suya aparecía en el recuadro de la pantalla que a él le correspondía (Del Bosque y Guardiola, naturales y sonrientes, figuraban en los suyos). Eso sucedió ante los ojos de todo el mundo, el mismo mundo que desayunó al día siguiente con las imágenes (y el vídeo) conseguido por este periódico. Lo mismo ocurrió con los Blatter, Platini y primeros espadas del fútbol, muchos de los cuáles preguntaron a Florentino por su entrenador, extrañados por su ausencia. Todos vieron las imágenes de cómo el técnico reía a carcajadas en Canillas, parapetado en sus guardaespaldas, a la hora exacta en que la Gala transcurría.

Mou no tuvo que ver cómo Del Bosque recogía el galardón, ni escuchar el sensato discurso del español defendiendo la ética del fútbol y el trasladar la mejor "conducta personal", palabras muy aplaudidas por Blatter.

Pero los ecos de su actitud destapada (es decir, las repercusiones de la evidencia) tuvieron una rápida difusión. El Corriere dello Sport tituló: "Mourinho ha mentito" (Mourinho ha mentido). "Mourinho cambió la Gala de la FIFA por el entrenamiento de su hijo", señaló el portugués A Bola, igual que significó Record. O Jogo fue más escueto: "Mourinho mintió". "Esto es por lo que Mourinho no fue a la Gala", ironizaba el Bild alemán. También hubo medios que sacaron sus propias conclusiones, como la ESPN de EE UU: "Mourinho tiene los días contados. Evitó la Gala de la FIFA alegando que tenía mucho trabajo y fue cazado con su hijo. No tiene pinta de que vaya a ser un buen final el de Mou en el Madrid". Una interpretación parecida a Terra en Brasil: "Mourinho repite la historia de su salida en el Chelsea". Los medios especializados españoles también se hicieron eco. "Canilla al aire", titulaba la web de Mundo Deportivo. "Mourinho mintió para no ir a la Gala", significaba el Sport. "Mourinho, en el entrenamiento de su hijo durante la Gala", explicaba la web de Punto Pelota.