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De Felipe y Santamaría

"Nosotros entrenábamos bajo una grada del viejo Sarriá"

De Felipe inició su carrera como defensa en el Madrid al tiempo que Santamaría la terminaba. Fue como darle la alternativa.

De Felipe y Santamaría.

Santamaría, gloria del Madrid como jugador, sigue siendo el técnico con más partidos dirigidos en Primera con el Espanyol (218 en siete temporadas). "Al retirarme comencé a trabajar como técnico en el Madrid y la Selección hasta que me llamó Meler en 1971". Su llegada a Sarriá provocó un éxodo de madridistas sin sitio en el equipo blanco. Hombres como Roberto Martínez, José Luis, Marañón, Borja, De Diego, Verdugo... y De Felipe, nuestro otro protagonista. "Llegué a Barcelona muy estigmatizado porque lesioné a Bustillo, del Barça, y se retiró", recuerda. "Me tiré, él fue a saltar, me tocó con la pierna y al caer, apoyó mal. Calderón (directivo blanco) llevó al NODO la repetición de la jugada. Samaranch vio lo que pasó, y como era catalán no quería echarse a la gente encima y lo dejó pasar. Y llegué a Barcelona como el asesino".

Santamaría y De Felipe coincidieron jugando en el Madrid una temporada. Pero pronto el destino los volvió a unir. Santamaría (ya como técnico espanyolista) cuenta cómo: "Me llamó Félix Ruiz: 'Oye, a Pedro lo ponen en el tren para ir a otro sitio' (no llegó a un acuerdo para renovar con el Madrid). Le dije: 'Rompe ese billete y que lo cambie por uno a Castelldefels. Y que me espere en el hotel'. Era verano. Teníamos una final en Hospitalet y al terminar llevé allí al presidente. Cuando vio a De Felipe no se lo creía".

Ese grupo de hombres, casi héroes, lucharon por ganar la Liga 72-73. "Aquel Espanyol nuestro era el único equipo de Primera que no tenía campo de entrenamiento. Las sesiones eran debajo de las tribunas de un Sarriá en obras, entre el polvo y las columnas. Nadie le dio mérito a aquello. Había que jugar los partidillos esquivando columnas. Regábamos antes para que a la gente no se le metiera el polvo en los pulmones y no se podían hacer sprints de más de 25 metros". Santamaría lo compensó con métodos que había vivido en el Madrid y con mucha psicología: "Rara era la semana que no hacía yo mismo una parrillada para levantarles el ánimo debajo de aquellas gradas".

"Estando allí", cuenta De Felipe, "me rompí la rótula en nueve trozos jugando ante el Madrid. Gravísimo. Dos meses después de la operación no era capaz de doblar la rodilla. ¿Qué hicimos? El utillero, el primer masajista y el segundo técnico, uno encima del otro hasta que aquello dobló ¡No vea cómo lloraba! Mauri, el segundo, pesaba 90 kilos...".

"La temporada que quedamos terceros (récord en la entidad sólo igualado por el Espanyol de Clemente en la 86-87) nos robaron con varios arbitrajes. Pudimos ser campeones", se quejan ambos. "El problema es que estando en la Ciudad Condal, el Barcelona pesaba mucho. Y encima teníamos a cuatro o cinco jugadores del Madrid". Aquella Liga fue para el Atlético, pero ellos escribieron la mayor hazaña...