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Athletic 1 - Eibar 1

El Eibar firma un empate y una gesta ante un infame Athletic

El Athletic quedó fuera al ser incapaz de ganar a un Segunda B. Arruabarrena adelantó al Eibar. El gol de Aduriz, a dos minutos del final, fue insuficiente.

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Ekiza pidió perdón a la grada de San Mamés al final del encuentro ante el Eibar.
Ekiza pidió perdón a la grada de San Mamés al final del encuentro ante el Eibar.

El Eibar obtuvo merecidamente un premio gordo a su constancia, a su saber estar, a su lectura de una eliminatoria en la que ha sido mejor que el Athletic y por eso dio anoche la campanada. No es que fuese superior en fútbol en Ipurua y San Mamés, en dos partidos sin ganador. Su victoria llegó por la fe, la mentalidad, el hambre de un equipo muy compacto y un técnico joven, Gaizka Garitano, que de oficio sabe un rato largo. Se pasó años tirando de galones en medio campo y los armeros lo notan. La gesta del Eibar ante un infame Athletic hizo justicia. Los leones han caído ya precipitadamente en las dos competiciones en las que el año pasado llegaron a las finales. Un síntoma fatal. La imagen de Borja Ekiza pidiendo perdón a la grada rojiblanca lo resume todo.

El equipo guipuzcoano se medirá al Málaga el próximo miércoles, un premio gordo al filo de la Navidad. Así lo celebraron sobre el césped sus acalambrados futbolistas que, a diferencia de los leones, sí rindieron al límite. Y no crean que se acongojará. Buscará cruzarse en cuartos con el Barcelona.

Error fatal. Una grave metedura de pata de Amorebieta, que cometió un penalti inocente sobre Mainz a veinte minutos del final, acabó con la incertidumbre de una eliminatoria que se jugó a lo que quisieron los eibartarras. Arruabarrena, un exgoleador de Lezama, lo transformó con decisión. Fue una puñalada al proyecto de Bielsa, que no encontró explicaciones para tan sumo fracaso. Ya sólo le queda la Liga para restañar las heridas de un equipo que ha pasado de ilusionante a decepcionante. Parecía haber equipo para años y ahora da la sensación de que hay que construir uno nuevo.

El Eibar evidenció desde el inicio que iba a vender muy cara su eliminación y se plantó en San Mamés sin complejos, presionando fuerte en media cancha a Herrera y tratando de mantener la posesión mientras durasen las fuerzas. Y el Athletic, aterido, sin gracia ni ideas, lo pasó fatal en la primera mitad. Entre otras cosas, porque San Mamés estaba igual que sus leones, sin hambre más que para el bocadillo y con el colmillo afilado para vigilar cada acción de Llorente.

A los de Garitano les iba de cine. Bielsa reaccionó en el descanso. Se dio cuenta de que tener así a Llorente sobre el campo no solucionaba el asunto. Puso a Aduriz y Susaeta y se dio un espejismo de reacción.