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VALLADOLID 2 - REAL SOCIEDAD 2

Un empate, dos victorias

Empate en Zorrilla en un buen partido. Griezmann hizo dos goles. Ebert y Óscar marcaron para los pucelanos. José Ángel pudo hacer el gol del año desde 70 metros.

Griezmann celebra su segundo gol.
Griezmann celebra su segundo gol. ELIAS MORATEEFE

Esta es una Liga extraña. La dualidad entre Barça y Madrid (interrumpida ahora por el Atlético) limita la visión e impide contemplar la otra guerra que caracteriza al campeonato nacional: la pelea por no descender. Esas batallas se libran desde el primer día, porque las cuentas están echadas desde que se conoce el calendario y los partidos clave están señalados en toda la gama de rojos posibles. Ese era el caso del Valladolid-Real Sociedad. Siendo sólo la jornada nueve, tanto castellanos como vascos ya acusaron los nervios, pues la sola idea de perder puntos ante un rival directo atenaza a cualquiera. El empate puede parecer un fracaso, pero que tu enemigo deje de conseguir dos puntos no deja de ser un triunfo. Formas de entender el fútbol. En este caso, puras matemáticas.

Sobre el césped, el Valladolid sencillamente fue mejor. Al menos, en la primera parte. No por su juego, que lo exhibe de vez en cuando, sino porque ayer dispuso de Ebert, un futbolista alemán que ha hecho el recorrido opuesto al de muchos españoles. Lejos de ser un ilógico movimiento migratorio, el teutón se plantó en Pucela con su potente propuesta futbolística y se ha hecho un hueco con rapidez. Tal ha sido la irrupción, que podría ser considerado un invasor. Ebert corre la banda, entra por el centro y, a veces, busca la cal inversa a su perfil natural (es diestro) con tal de presentar su lanzamisiles. Cubre un frente completo del campo y lo llena de posibilidades. Por allí llegó su gol, el empate, tras un derechazo desde 30 metros sólo frenado por la red.

Ese gol paró la reciente progresión dela Real. Los de Montanier no juegan ni de lejos como deberían, renuncian a disputar un balón que saben tratar. Algo falla en un equipo que dispone de armas y posibilidades muy distintas de las que muestra cada jornada. Marcaron y se adelantaron gracias al don de la oportunidad de Griezmann, pero pronto salió a la luz su realidad. Sufren cuando salen de San Sebastián. Si bien el Chory falló incompresiblemente cuando el gol era casi un hecho,la Realno pisó más el área hasta el gol del intrépido galo. Media hora de penurias atrás, donde se ablanda a domicilio. Un cordial invitado que en Valladolid se encontró con la inestimable ayuda de Javi Guerra, un jugador minimizado de forma muy extraña. Guerra, imponente nombre, falló dos ocasiones clarísimas, dos oportunidades que no hacen más que agravar su complicada crisis y que se recuerdan una vez terminado el choque.

Algo cambió en la segunda mitad.La Real se envalentonó, dio un paso adelante y frenó el ‘efecto Ebert’. Entonces, los realistas se encontraron a Griezmann, otra vez. El galo cazó un balón en la medialuna y fusiló a Dani. La vida es más fácil si el francés juega en tu equipo y sus dos goles son sólo un ejemplo más de ello. Griezmann resulta difícil de descifrar cuando está en racha. Sus ráfagas no son de semanas o partidos, son de minutos, segundos. Pequeños vendavales que sacan de uno y mil apuros a su equipo. Exactamente fue lo que ocurrió en Valladolid. La Real disfrutaba, entonces, de sus mejores minutos hasta que apareció el incurable mal que acusa a muchos entrenadores cuando ven tres puntos en sus manos.

Montanier quitó a sus tres zurdos (Vela, Chory y Griezmann) y pobló el centro del campo. Buscó la paciencia de Xabi Prieto y Rubén Pardo y trató de protegerse por el flanco derecho, el de Ebert, con la entrada de José Ángel. Las permutas liaron al equipo. En un cambio de guardia entre José Ángel y Dela Bella, Ebert se coló y dejó un magnífico pase que Óscar, la otra luz de este Valladolid, convirtiera el gol. El empate trajo el desconcierto al partido. Nadie sabía que hacer y el Valladolid asumió el reto de controlar la locura. Buscó el gol con ahínco, incluso pidió un penalti por manos de Iñigo Martínez, pero se desbocó tratando de hacer el tercero y a punto estuvo de encontrarse una desagradable sorpresa con un tiro de José Ángel desde70 metrosque un milagro en forma de Dani evitó que entrara. Lo cierto es que el empate era lo justo. Nadie gana; todos ganamos.