"Cristiano es mejor lanzador de faltas que de penaltis"

¿Qué le llevó a lanzar aquel penalti de aquella manera?

Yo he practicado el lanzamiento de los penaltis, faltas y córners desde que era un niño. Siempre lo hice y para mi era algo natural. No siempre me salían bien, pero se acercaban mucho a lo que yo pretendía cuando le pegaba. Eso me dio confianza en el golpeo.

Pero no es lo mismo tirar un penalti en el patio del colegio que en la final de una Eurocopa. Las circunstancias son diferentes y la presión era mucha. 

Al final se trataba de una portería, un portero y un balón. Era golpearla como lo había hecho miles de veces y tratar de marcar. Realmente no era más que eso.

Habla usted de un portero, como si diera lo mismo quién estaba delante, pero lo cierto es que en aquellos tiempos Sepp Maier era un portero que intimidaba a los rivales.

A mi Maier nunca me dio ningún miedo. Sabía que yo podía batirle y que nunca se esperaría de mí esa forma de lanzar el penalti.

Y acertó.

Yo sabía que si marcaba, Checoslovaquia se proclamaría campeona e Europa. Y entonces decidí que debía hacerlo de la manera más bonita que pudiera para que todo el mundo recordase la victoria de nuestro país con el paso de los años. Fue simplemente así. Ni más ni menos.

¿Es cierto que Maier sigue aún enfadado con usted por aquello?

No puedo decirle, pero en cualquier caso yo me limité a hacer lo que debía hacer.

Le llamaron loco por su forma de lanzar el penalti.

Yo había lanzado el penalti al estilo Panenka decenas de veces y lo seguí haciendo después muchas más, así que no me pareció ninguna locura.

¿Cómo ha visto a Chequia?

Se han metido en cuartos, lo cual siempre es una gran noticia. Pero ante Portugal les faltó algo más.

Portugal tiene en Cristiano a alguien especializado en el lanzamiento de faltas y penaltis, como lo era usted. 

Creo que Cristiano es mejor lanzador de faltas que de penaltis. En los penaltis tiembla demasiado, no maneja bien la presión del uno contra uno.

Receta para lanzar un penalti.

El éxito descansa en no temer miedo a fallarlo, porque ganas confianza. Y luego hay que ser frío, y los checos lo somos.