Portugal espera toda eufórica la gran semifinal con España

Sábado soleado en Opalenica. Jornada de puertas abiertas en el cuartel general de Portugal. La grada del estadio Municipal de esta localidad polaca alberga a los mil afortunados que han conseguido invitaciones para presenciar el entrenamiento. Alguno se ha hecho con ellas pasando por la reventa. Mayoría de niños, que aprovechando que no hay colegio, se acercan ataviados con camisetas de Portugal al entrenamiento. Gana por goleada la de Cristiano Ronaldo y muchas son del Real Madrid.

 Un grupo llegado de Madeira corea el nombre del madridista mientras al fondo varios Erasmus que cursan ingeniería en Wroclaw bromean con el risueño Pepe cuando éste salta al césped. Los aspersores trabajan hasta el último segundo porque la mañana es calurosa y el termómetro ronda los 25 grados. Paulo Bento dispone dos grupos para que los titulares del encuentro ante Chequia se ejerciten a menor ritmo. Bento no rota en la Eurocopa y eso lo notan las piernas de los jugadores. Pepe y Coentrao se retiran los primeros.

Roce. Los madridistas se acercan a la grada a firmar autógrafos. Coentrao se escabulle rápido y deja el protagonismo a Pepe, que se convierte en la estrella del día. Minutos después se retira el grueso de jugadores que eliminó a Chequia. Cristiano, a quien Pepe ha calificado en una televisión portuguesa como “un jugador de otro mundo”, se acerca al público y firma todo lo que le cae en la mano. Tiene destreza y rapidez, como en el campo. Mientras eso ocurre, en el césped se juega un partidillo entre los suplentes que acaba con un roce protagonizado por Miguel Lopes y Quaresma. El primero hace una entrada fuerte al extremo y éste responde con una fea patada, pero Lopes ni se revuelve. El exazulgrana hace mucho que dejó de ser una estrella. Paulo Bento dio entonces por finalizada la sesión y por la noche tuvo una conversación con ambos.

Los cánticos finales con Cristiano Ronaldo como protagonista despiden un entrenamiento en el que, un día más, Eusebio ha sido observador de lujo. Por cierto, el mito benfi quista dio a última hora de la noche de ayer el susto y fue hospitalizado en Poznan. La mañana de sonrisas, autógrafos y banderas acaba con un paseo de varios jugadores por el complejo multiaventura del hotel Rennes y con unas prácticas con escopetas de fogueo. Portugal prepara en un clima de optimismo su partido de semifi nales contra España. Aquí lo ven como una revancha de los octavos de fi nal del Mundial.