¡¡¡Capitán de España!!!

¡Iker de mi vida!Esta preciosa expresión, afectiva y cargada de sentimientos, se utilizaba hasta ahora exclusivamente con nuestro admirado y querido Iniesta. Pero ya va siendo hora de rendirle culto, pleitesía y amor eterno a nuestro portero de dibujos animados, a nuestro Ángel de la Guarda, a nuestro salvador de la Patria, a nuestro Capitán de España... Iker Casillas Fernández traspasó hace tiempo la barrera del sonido de la crítica. El diccionario de los elogios se ha rendido con este chaval sereno, templado, muy de su Móstoles, muy de su pueblo (Navalacruz), muy de sus amigos (siempre el mismo restaurante y siempre pactando con ellos pagar a escote), muy de su equipo (madridista hasta el fin de los días) y muy, muy, pero que muy de esa España que ama por encima de todas las cosas. Su padre le inculcó desde niño su pasión por la Selección, cuando era un equipo que nos daba una de cal y otra de cal. La arena la ha puesto él con esos guantes imantados, pasados por agua bendita antes de cada partido con esa Roja que nos ha metido a todos los españoles en una relación pasional que va a poner a prueba nuestros corazones. Iker nos salvó en 2008 con sus penaltis parados a Italia en Viena, en 2010 con el penalti detenido a Paraguay y ese Pie de Dios que le sacó a Robben en Johannesburgo para darnos el Mundial de nuestras vidas. Y anoche remató su Trilogía de la Gloria con un paradón a Rakitic para la memoria. ¡Mamma mía!

 Parada histórica. Casi todos los porteros de carne y hueso (los terrenales), a esa escasa distancia, se lanzan al bulto y rezan mientras el balón se dirige hacia su guarida. Pero hay otra categoría. Los que hablan con Dios mientras vuelan hacia la pelota, que iba desde la cabeza de Rakitic disparando las emociones de cuatro millones de croatas y 46 millones de españoles. El esférico olía a tragedia para los campeones del globo terráqueo. Ya veíamos el 0-1, la vuelta a los orígenes tenebrosos de nuestra era en blanco y negro, los complejos victimistas rescatados del baúl de la Piquer... Pero Casillas ha crecido en la generación de la ilusión. Él siempre fue optimista, siempre creyó en la fortuna, en la botella medio llena, en la felicidad sin buscarla ni comprarla, en el amor compartido sanamente... Ikerman es el número uno de los porteros de la historia del fútbol, por encima de Zamora, Yashin, Maier, Iribar, Zoff, Arconada, Schmeichel o Cech. Casillas sacó ese remate a quemarropa de Rakitic y toda España respiró aliviada. "Ahora sí, ahora ganamos a los croatas, papi", me dijo mi pequeño Marcos emocionado con un partido que estuvo a punto de destrozar las ilusiones de millones de niños. Iker es un niño más, a sus 31 años, y se portó como Peter Pan. ¡HÉROE!

Shakira & Piqué. El fútbol nos une a todos y emocionó ver a Shakira festejando el gol de Navas como si fuese el de su prometido Piqué. Bien por la colombiana y bien por esa complicidad que hace que este grupo esté unido en las duras, porque el plan no incluía tanto sufrimiento y aquí estamos...

Jesús del Gran Poder. Así hay que bautizar de nuevo a Navas. La alegría de la huerta de esta España de claros y oscuros. Fue entrar al campo y oler la hierba a otra cosa. Su gol fue el premio a su atrevimiento, a su testarudez, a su coraje. España te quiere, ¡máquina!

¡Todos a Donetsk! Me da igual Inglaterra (con Rooney) o Francia (Karim, tú decides). En cuartos veremos otra España, liberada y con ganas de recordar quién es la number one, la Reina del Mundo. Lo peor ya pasó. ¡A POR EL TRIPLETE!