Grupo C | Italia-Irlanda
¿Carne, pescado o postre?
Italia debe ganar y esperar si hay biscotto en Gdansk en el duelo entre croatas y españoles
Si en Sudáfrica el personaje del Mundial fue el pulpo Paul, esta Eurocopa será recordada como la del biscotto, término italiano que define el pasteleo, práctica adoptada y mejorada por los italianos (Buffon llegó a manifestarse públicamente a favor) que en los últimos tiempos les ha dado más de un disgusto. En 2004 Suecia y Dinamarca hicieron llorar a Cassano y a Trapattoni tras empatar a dos. 'Que parezca un accidente', faltó decir. Hoy estarán Cassano y Trapattoni, aunque cada uno en un bando porque el viejo zorro es el seleccionador irlandés y la inagotable y cervecera afición irlandesa se ha rebautizado como la Trap's Army.
Decencia. Italia llega atada de pies y manos. Debe ganar a Irlanda, a poder ser golear, y esperar a ver si en el duelo de Gdansk entre españoles y croatas se escenifica el manido biscotto y pastelean hasta llegar al improbable empate a dos que dejaría fuera a la azzurra. Decencia, profesionalidad, honestidad... Palabras escuchadas en la concentración italiana, que en los primeros días en Polonia vivió salpicada por un escándalo de amaños que le costó la Eurocopa al lateral izquierdo titular, Criscitto.
El partido, en lo deportivo, tiene algunos síntomas preocupantes para los de Prandelli. En primer lugar un dato: Trapattoni se ha enfrentado tres veces como seleccionador irlandés a Italia y no ha perdido ninguno. Segundo, un nombre: Mario Balotelli, que pelea por el galardón de goleador frustrado de la Eurocopa. Y tercero, una tendencia. Italia se desploma a la hora de partido. Lo hizo ante España y repitió ante Croacia.
Sea como fuere, Italia debe vencer a los irlandeses y luego esperar para ver si en este grupo es finalmente carne, pescado o postre. Si es postre, será biscotto. Naturalmente.