Trapattoni esperará a Shay Given, no se fía de Westwood

Hay algo que quita el sueño a Giovanni Trapattoni, quien a sus 73 años se convertirá en el entrenador más veterano en dirigir un partido en la Eurocopa. Trap está pendiente de Shay Given, su portero y piedra filosofal sobre la que gira el masoquismo defensivo de los irlandeses.

 A sus 36 años Given, que debutó hace 16 con la selección, ha pasado una semana complicada. Una distensión, ampollas y sus eternos problemas de rodilla cuestionan su presencia mañana ante los croatas. Shay disputó los 90 minutos del amistoso ante Hungría, decisión que tiene que ver más con su empeño ¡y con lo que tardó Westwood en preprararse para saltar al campo! Las molestias en la rodilla de Given no remiten y el staff se plantea si conviene arriesgar y alinearlo en este primer partido. Trapattoni sostiene que las opciones de Irlanda pasan por sacar algo ante Croacia y que para ello es indispensable la presencia de Given, quien acumula 122 internacionalidades. Pero si lo alinea, puede que Given fuerce demasiado y sea su último partido en una Eurocopa.

Marco Tardelli, segundo de Trapattoni, se ha quitado de encima el asunto con un lacónico: "Given está en forma, pero él es quien decidirá si juega porque él conoce mejor que nadie su cuerpo y las consecuencias de forzar demasiado". Horas después de estas palabras, el pasado miércoles, el meta decidió no ejercitarse con el resto del grupo. Ayer volvió a hacerlo y esta noche Trapattoni puede haber dormido mejor.

Quiso dejar el fútbol para ser policía

De niño, Keiren Westwood, seguidor del Manchester City, fue rechazado en las pruebas del United. Recaló finalmente en el City y se partió la mano durante su cesión al Oldham, desde donde fue al Carslile, para pasar cuatro temporadas. Allí se planteó abandonar el fútbol y presentarse a las pruebas a policía, pero la llamada de Irlanda le hizo recapacitar. Irlandés por sus abuelos, originarios de Wexford, se convirtió en un héroe por una parada en el último minuto al macedonio Trickovski. Aún así, Trapattoni no se fía.