MANCHESTER UNITED
El eterno 'chico malo' de Manchester
Paul Scholes, ese hombre con cara de eterno 'chico malo' que preludió la hegemonía actual de 'los bajitos' en el mediocampo, sigue siendo insustituible para Ferguson.
Pocos jugadores pueden presumir de haber sido indiscutibles en el Manchester United durante el cuarto de siglo que Sir Alex Ferguson lleva al frente del club. Y, menos aún, de haberlo sido durante más de tres lustros. Pero Paul Scholes, ese hombre con cara de eterno 'chico malo' que preludió la hegemonía actual de 'los bajitos' en el mediocampo, es la excepción.
Desde que debutara en 1993 con los 'diablos rojos', Scholes ha acumulado en su palmarés nada menos que 23 títulos colectivos. Aunque no todo el mérito es suyo, ya que coincidió con otros jóvenes prodigiosos como Nicky Butt, Gary Neville, Ryan Giggs, Roy Keane o David Beckham. Sin duda, una de las generaciones de oro del fútbol moderno.
Scholes encajó rápidamente en el esquema de Ferguson y, en apenas dos años, ya se había situado en la medular, justo por delante de Roy Keane. Paralelamente, jugadores como Neville, Giggs o Beckham completaban el relevo de históricos como Cantona, Steve Bruce o Paul Ince. Y el broche no tardaría en llegar, con la famosa Liga de Campeones que cosecharon tras remontar en el descuento al Bayern de Múnich en 1999.
Sin embargo, ha sido durante la presente década cuando ha alcanzado el reconocimiento mundial por su juego preciso y ordenado. Dotado de una infrecuente visión de juego -para lo que dictan las normas no escritas en Inglaterra-, Scholes ha comandado el Manchester United desde la medular a partir de que comenzara el declive de Keane, en 2002. De hecho, sus rivales sabían de su destreza y muchos lo consideraron en su momento el mejor jugador de la Premier. Sirva como ejemplo este comentario que Thierry Henry le dedicó en 2009: "Sin ninguna duda, el mejor jugador de la liga tiene que ser Scholes... Sabe cómo hacer cualquier cosa".
El año pasado decidió retirarse tras toda una vida dedicada al Manchester para ocupar un puesto técnico en las categorías inferiores del club. Pero Ferguson le pidió que volviera en enero ante la crisis de resultados que atravesaba el equipo y la falta de efectivos de garantías. El inglés aceptó y ha terminado resultando clave: ha disputado 17 encuentros de Premier League, en los que ha marcado 4 goles y ha recuperado la jerarquía dentro del vestuario. Por eso, su renovación por un año más -hasta 2013- no sólo responde a las expectativas del técnico escocés, si no que evidencia las ganas del jugador por aportar, ya que aún se siente bien físicamente -cumplirá 38 años en noviembre-.
El último exponente de aquella hornada de mediados de los 90, que ya suma 679 partidos en todas las competiciones con el club inglés, seguirá al menos otro año más. Y seguro que Old Trafford lo agradecerá.