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Copa del Rey | Athletic 0 - BArcelona 3 | La contracrónica culé

La hora de las aficiones

Hicieron mal en minusvalorar a las aficiones del Barça y del Athletic. En Europa no hay tantas que valgan tanto. Y no hay muchos equipos como el que ayer se despidió de Pep haciendo un partido que parecía el modelo creado por el gran entrenador de esta época.

Juan Cruz
<b>LA FIESTA DEL FÚTBOL. </b>Los onces iniciales del Athletic y el Barça se disponen a escuchar el himno de España y posan antes del inicio de la final.

Messi. Tiene una complicidad especial con el aire. Se mueve, y es el aire el que despista al contrario; como Xavi, tiene en la capacidad de finta uno de sus valores, y el otro es el control del tiempo como ritmo futbolístico. Verle jugar es ver jugar a alguien que pasará a la historia más por esos gestos que por sus goles, que son abundantes. Cuando mira al horizonte, mira hacia abajo, porque su horizonte es la pelota. Y cuando mira hacia delante es para ver qué ha pasado con el disparo. Hubo un lance de la segunda parte, al atravesar el campo arrostrando contrarios, que parecía el resumen de su historia. Si hubiera marcado, la emoción hubiera congelado el estadio y se habría convertido en la mejor despedida de Pep.

El aire. Ese es un símbolo del Barça, controlar el aire, driblar cuando aún no se tiene el balón. Es una virtud de los buenos equipos. Pero hay que trabajarla, convertirla en un modo de ser para que el juego halle ritmo, belleza. Y fue un partido bello, en el que esos gestos (Busquets, Messi, Xavi, Pedro) contribuyeron a generar un clima que no pudo replicar el Athletic. El encuentro comenzó con un trallazo de Messi, un golpe de autoridad, y por esa cuesta fue el Athletic desprendiéndose de toda esperanza. Cuando se dieron cuenta ya no pudieron sentirse en el campo, y aunque el Barça aflojó nunca rompió la cadena de intuiciones que en un momento determinado hicieron de la presencia de sus futbolistas en el campo una tormenta perfecta en la que Bielsa sucumbió sin remedio. Pep había instalado una tela de araña. Y ahí cayeron todos, incluido Llorente, que no fue casi nadie en medio de una defensa en la que Piqué fue un líder sobresaliente. Y sin demasiado esfuerzo, como si jugaran con el aire.

¡Pedro!. El mérito del Barça no es demérito del Athletic, es consecuencia de un largo aprendizaje que fue en un homenaje a quien creó este sistema de belleza aplicada al fútbol. Sobresalió, por la alegría de su efectividad, la resurrección de Pedro, que marcó dos goles y se propuso sin decirlo para que el maestro Del Bosque lo apunte en la libreta de los que tienen méritos.

Soraya. Me gustó ver en el palco, desmintiendo tanta historia sobre los himnos, a la máxima representante del Gobierno, junto al Príncipe heredero. Normalidad. ¿Qué esperaban? Era el partido de las aficiones y éstas son admirables. Tomen nota: el fútbol es una bella ambición, cuyas aficiones honran el invento. Hizo bien la vicepresidenta en asociarse a este homenaje al buen fútbol, que es también un homenaje a un técnico histórico, Guardiola, aficionado al mejor fútbol.