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Bayern - Real Madrid | La contracrónica

Murieron de pie...

Mourinho acabó de rodillas (como muestra la imagen), pero su Madrid murió de pie. Fue en la caprichosa ruleta rusa de los penaltis, esa lotería que lo mismo te da que te quita. El Madrid se quedó sin su Décima. ¡Qué pesadilla!

Mourinho.

Máximo castigo. Mourinho acabó como mi añorado Juanito en aquel final de Liga taquicárdico con la Real Sociedad en 1982. El genio de Fuengirola se había hecho una apuesta y estaba dirigiéndose de rodillas al túnel de vestuarios del Nuevo Zorrilla cuando llegó la noticia del gol agónico de Zamora en El Molinón. Fue un palo durísimo, pero no recuerdo que nadie reprochase nada a aquel Madrid con mucho menos talento que éste, pero con un par de bemoles y un espíritu guerrero ejemplar. Anoche, el Bernabéu vivió la primera tanda de penaltis que recuerde mi memoria, desde aquellos penaltis de Buyo en el viejo Comunale de Turín, ante la Juve de Platini. Aquella vez, la moneda cayó de cara. Esta vez, salió cruz. Nada que reprochar, nada que objetar. Murieron de pie, con dignidad, con calambres en sus piernas castigadas por el sobreesfuerzo del Camp Nou. Se dejaron todo lo que tenían, no regatearon nada, les faltaba oxígeno para acabar las jugadas, Pepe fue un dragón de mil cabezas, Ramos fue Tarzán y Conan a la vez, Cristiano enchufó dos goles como dos soles antes de que el vigor alemán le dejase sin salida... Ánimo, chavales. Sois los futuros campeones de Liga y el Bernabéu os despidió en pie con una ovación sincera. Si tu hijo se deja el alma e hinca los codos para sacar bien los exámenes, pero una fiebre de última hora le hace suspender, no le vas a castigar. Al contrario, cariño y apoyo máximo. ¡Vamos!

Bestia negra. Si hubiese un genio de la lámpara y me pidiese tres deseos, el primero está claro cuál sería: hacer desaparecer al Bayern de las competiciones europeas. Me jorobaron la infancia (1976), me amargaron la adolescencia (1987) y me chafaron mis sueños interestelares con el Madrid de los Galácticos (2001). Bávaros sin piedad, duros como una roca y siempre en plan martillo pilón. Al final, el gol postrero del gigante de Granada (Mario Gómez) es el que nos echó a la cuneta alejándonos de la final de Múnich. Bayern, ¡piérdete!

Bernabéu mágico. El primer gol lo metió el Bernabéu. Y el segundo. Y casi mete el tercero (lo tuvo Kaká, pero se ofuscó certificando su triste fin de ciclo con la camiseta blanca). La afición dio una lección y demostró a Mourinho lo grande que es. El portugués no encontrará mejor afición allá donde vaya dentro de unos años. Míster, quédate a completar tu obra, gana la Liga con el récord de puntos (100), deja el de goles en más de 120 y haz que Cristiano gane el Balón de Oro y la Bota de Oro llegando a los 50. Todo es posible con una grada tan maravillosa.

Casillas, te quiero. Sólo quiero individualizar, en una noche tan dura, en Iker. El mejor portero de la historia del fútbol y canterano de cuna madridista cien por cien. Un orgullo que sea uno de los nuestros. Sus dos penaltis nos llenaron de emoción. No duden nunca de él. Es nuestro escudo. Con guantes...