El Chelsea pasa con apuros ante un Benfica con diez

Cuando se habla de equipos competitivos, clubes capaces de dejar su huella incluso cuando dejaron sus mejores días atrás, uno piensa en el Milán, al Manchester United, el Bayern Múnich. Y ciertamente en el Chelsea. Y si ayer no dio señales de ser un equipo que dé miedo en Barcelona, sí fue capaz de marcar la distancia con el Benfica por las cosas que no hizo, casi más que por las que hizo. Durante la mayor parte de la primera mitad, apenas tuvo el balón y se parapetó cerca de Cech: conoce sus limitaciones, no arriesgó. De hecho, marcó Lampard de penalti cuando el partido estaba para la sorpresa.

El equipo portugués dominó, movió la pelota y creó un par de ocasiones claras. Pero no las aprovechó, se dejó expulsar un futbolista (Maxi Pereria, 41') y jugó mejor que su rival la segunda mitad. El tanto de Javi García (85) pudo haber llegado mucho antes y a nadie le hubiera sorprendido que fuera el Benfica el que pasara de ronda.

El Chelsea, que remató la faena (Meireles acabó con el sufrimiento con el 2-1 en el 92') con el Benfica lanzado al ataque, sufre con el balón y sin él, pero se presenta a su quinta semifinal en ocho años. El Barcelona se verá las caras con un equipo que busca la contra, con un Mata algo cansado y un Torres al que solo le falta ser más killer en el área.