Reyes pierde el ángel y su fichaje ya se discute

Al Sevilla le sale prácticamente todo mal en la presente temporada. Una vez más, ha tenido que reformar la plantilla en la reapertura del mercado en invierno ante los malos resultados pero, a diferencia de lo ocurrido hace un año, el fracaso está siendo considerable. Tres fueron las caras nuevas: un viejo ídolo, José Antonio Reyes; un desconocido, Babá Diawara; y un canterano en el exilio, Juan Cala. El que más ilusión despertó en el sevillismo fue sin duda el utrerano. Ahora, dos meses y pico después, las miradas más serias se centran en él ante su nula aportación: ningún gol, niguna asistencia, una participación cada vez más pobre en el juego y una inusual acusación pública de bajo rendimiento por parte del club. Todo ello en diez partidos de titular -once en total- y 759 minutos. Cuando más ha rendido ha sido en la mediapunta del 4-2-31 que utilizó Marcelino en enero. Pero aún así, su bagaje es pobrísimo. Las otras dos contrataciones están pasando sin pena ni gloria. A Babá sólo le han dejado vestirse de corto 178 minutos: tres partidos en los que anotó un gol importante, precisamente en la única vez que salió de inicio. Y Cala, aún peor: 171 minutos y con la sensación clara de que es el último recurso.

El club le abrió la puerta a Cáceres, Armenteros y Alexis para poder fichar. El uruguayo era titular indiscutible, pero la oferta del Juventus (cerca de nueve millones de euros) no hizo pensar al Sevilla en un posible perjuicio económico. Armenteros, mientras, jugaba de vez en cuando y con una aportación discreta, y Alexis sólo contaba para los entrenamientos en la Ciudad Deportiva. Este es el triste balance provisional de la sensible reforma invernal acometida por la dirección deportiva, la misma que en enero de 2011 sí acertó con el croata Ivan Rakitic y el chileno Gary Medel.

Orta: "No hay falta de actitud, sí de acierto"

Víctor Orta, secretario técnico del club, hizo análisis en Onda Cero de la situación del Sevilla: "Hay hacer autocrítica y la hacemos internamente. No estamos como esperábamos, pero quedan 33 puntos para intentar hacer un sprint final y cambiarlo todo. El problema es la irregularidad, pero hay cosas positivas: hasta en los malos partidos generamos ocasiones para ganar. Damos bandazos en lo anímico, pero no hay falta de actitud, sí de acierto. A los jugadores hay que exigirles".