Liga BBVA | Zaragoza - Osasuna
Una pieza deseada
El Zaragoza necesita ganar a Osasuna, rival clásico.
Perdida la guerra, salvo intervención milagrosa, al Zaragoza le quedan las batallas secundarias. La de la dignidad, convocada por Manolo Jiménez, la gana y la pierde según la semana. Esta vez le sobreviene en La Romareda uno de esos pleitos individuales que en el fútbol se llaman derbis. Un partido de rivalidades viejas con Osasuna, tan desigual por la clasificación como imprevisible en el campo.
Más allá de lo emocional, el choque tiene implicaciones nada desdeñables. Puede que el equipo de moda sea el Athletic de Bielsa, pero el que está en puestos europeos y puede dormir en Champions es Osasuna. Además viene de ganar a los Leones en su jaula, donde nadie muerde más que el equipo de Mendilíbar. Para el Zaragoza, el partido cuenta la historia de cada día. El conjunto aragonés habita en un simulacro de eternidad congelada y todos los partidos parecen el mismo. A menudo acaban igual. Hay que ganar para seguir viviendo... o muriendo. Lo difícil no es vivir, lo difícil es morirse, dicen. Si al menos de camino al hoyo se cobrase la pieza de Osasuna, la gente podrá festejar algo un ratito...
El estado de cada cual lo explican las medidas de sus entrenadores. Jiménez le da un fin de semana para repensar la vida a Da Silva, horrible en Anoeta. Arma la zaga con Mateos y Paredes; y engorda el medio con Zuculini y Pintér, para dar batalla. En Osasuna... continuidad. El cambio único de Roversio por Flaño. Osasuna le saca 20 puntos al Zaragoza, que comenzó su declive en Pamplona, pero sólo ha ganado un partido fuera, en Cornellà. Más detalles para la incertidumbre en un partido sin guión previo.