El nuevo Atleti se hace mayor

Pitó el árbitro el final y los jugadores del Atleti se abrazaron como si Charlize Theron les hubiera prometido una cita con sus diez hermanas gemelas. No era para menos. Porque la de anoche en Pamplona fue la victoria más trabajada de este nuevo Atleti de Simeone, que está haciendo que la de Lázaro parezca una resurrección a cámara lenta. La más trabajada y la más significativa. Villarreal y Real Sociedad fueron rivales amables y el panorama se aclaró con cierta sencillez. Ganar a Osasuna en Pamplona es otra cosa. Otra mucho más compleja. Pero el Atleti respondió al reto y los números con Simeone cantan: cero goles encajados, diez puntos sobre doce posibles y a dos de la Champions. Un milagro exprés.

El partido empezó feo. Feo tirando a espantoso. Ambos equipos presionaban tanto que, una vez recuperado el balón, parecían deseosos de perderlo cuanto antes para poder volver a presionar. En medio del torbellino, Raúl García y Tiago, bien los dos, aunque levemente desatados. Pero los cabecillas de ambos equipos quedaron claros. También fue reseñable el papel de Arda en este revuelo. Es el jugador fino al que más le gusta mancharse de barro que uno recuerda.

Poco a poco el Atleti tomó el control y, al cuarto de hora, Koke dio el primer aviso con una bonita volea que despejó el siempre eficiente Andrés. El canterano atlético ocupó con solvencia el lugar de Diego y amenaza la plaza como titular del también ausente Gabi: destruye menos, pero fabrica más.

Osasuna, con Cejudo demasiado apagado, descubrió por las malas a un Atlético desconocido, uno que defiende bien. Simeone ha convertido a Juanfran, Miranda, Godín y Filipe en una zaga de tantas garantías que Domínguez no juega y no se discute. Y sin magia negra. Creo. Hasta el minuto 75, Courtois no tuvo trabajo. Como le sucedió ante el Villarreal y la Real Sociedad. No es accidental.

Con la tranquilidad de no sentirse en peligro, el Atleti esperó que llegara su momento y éste apareció en el minuto 40, en un córner lanzado por Koke. Adrián peinó en el primer palo, Falcao embistió como si la pelota le hubiera levantado la novia, Andrés despejó y Godín, que pasaba por allí, marcó y dio las gracias.

Otro ritmo.

Tras el descanso el partido se abrió, con Osasuna dando un paso al frente y el Atleti aprovechando para salir a la contra. Adrián y Falcao perdonaron dos ocasiones clarísimas y el Reyno se encendió después de que un fisio del Atleti entrase al campo a atender a Arda con el balón en juego. La aparición del hábil Timor acabó de completar el cambio radical de escenario y llegó la hora de descubrir un Atleti de Simeone que aún desconocíamos: el que sufre.

Y sufrió de maravilla. Pese al creciente empuje rojillo, nunca se echó atrás, mantuvo la presión arriba y no cometió ni un solo error individual en defensa, su secular cruz. Aun así, Osasuna siempre es Osasuna y tuvo tres ocasiones claras en otros tantos centros al área. Raúl García, primero, y Lekic, las dos siguientes, recordaron lo que tanta tranquilidad hacía olvidar: Courtois es un escándalo. Y así el Atlético de Simeone se hizo mayor. Crece rápido, de eso no hay duda.