Málaga - Real Madrid | La contracrónica

22 partidos, 21 victorias

No hubo 'malagazo', pero tampoco estuvo el Madrid para tirar cohetes. El campeón de Copa defendió su corona con oficio y aseguró el pase a esos cuartos en los que espera, salvo milagro de Lourdes en versión navarra, el Barcelona...

22 partidos, 21 victorias
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Misión cumplida. No era necesario dejar prisioneros. Se trataba de alcanzar el objetivo, sufrir el menor número de bajas posible (Khedira y Arbeloa dejaron insatisfecho ese deseo), aumentar la confianza en jugadores en fase de crecimiento como Özil y Coentrao, y lograr que la próxima semana de nuevo se detenga el mundo para ver la madre de todos los partidos (salvo que Osasuna se vista de Mallorca y haga la hazaña del siglo). El partido no estaba para sutilezas ni fuegos artificiales. Un Madrid reservón y un Málaga comsi comsá. La suerte de jugar a las diez de la noche es que la mayoría de los niños estaban durmiendo plácidamente y así se ahorraron un sopor que no habría ganado adeptos para la causa. Resultadistas, pragmáticos y prácticos, que diría el profe Mourinho. Lo importante era meterse en esa ronda que marcará un antes y un después en lo que resta de temporada. El Madrid se jugará los cuartos, en todos los sentidos, con el Barça. Jamás una cuesta de enero se habrá puesto tan excitante. Aquí no hay sitio para las rebajas. El Madrid de la manita de puntos de ventaja contra el Barça de los Balones de Oro. ¡Planazo señores!

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Un Málaga de Hierro. A falta del jeque, para los madridistas es un honor que uno los mejores defensas de su historia, Fernando Hierro, representase a este club en el que los merengues nos miramos como si compartiéramos cepillo de dientes y mando de la televisión. Juanito se cortó la coleta en La Rosaleda y ver al mariscal Hierro al frente de la nave del espeto da sensación de grandeza a un club con un presente interesante y un futuro que abre grandes expectativas. Eso sí, Pellegrini se capellizó en su planteamiento esperando al último cuarto de hora para buscar el gol de la hazaña. No contaba con Benzema, un tipo al que ahora le puedes dejar las llaves de casa, del coche y el pin de tu VISA. No corren el menor riesgo. Si le frotas un billete de lotería por su chepa lyonesa, Gordo al canto. Las pone en la escuadra o entre las piernas. Enchufa todo lo que entra por su desatada imaginación. Su gol 17º del curso alivió al Madrid de sufrimientos estomacales en una recta final en la que a Mourinho le amargó la velada la ingenua acción de Arbeloa, que le envió a la ducha. Se busca lateral derecho para el Clásico. Lass, calienta...

Sobre la Gala. En Zúrich debió estar el Madrid, pero el que pone los partidos decidió que anoche tocaba jugar en Málaga. Que nadie olvide que en el once ideal de la FIFA del año 2011 había cuatro del Madrid: Casillas, Ramos, Xabi Alonso y Cristiano. Ahora entiendo mejor los temores de Pellegrini. En el campo estaban cuatro de los mejores futbolistas del mundo. Eso permite explicar que los blancos lleven 21 triunfos en sus últimos 22 partidos. Una barbaridad. Que sí, que ya sé que ante el Barça se aturullan. Pero no hay mal que cien años dure. ¿Quién ganó la última Copa? ¿Y quién perdió la final? Pues eso.

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