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real madrid 6 - dinamo zagreb 2 champions league

En el Madrid de Benzema no se pone el sol

Sin Casillas ni Cristiano, despedazó al Dinamo. Soberbio el francés, con dos goles, magníficamente acompañado por Callejón, Higuaín y Özil. Gustó Sahin. El Madrid ya es primero.

Luis Nieto
En el Madrid de Benzema no se pone el sol

Fue un festival sin partido; la exhibición de uno, el Madrid, a costa de la condición de oyente del otro, el Dinamo. La composición final habla magníficamente de la madurez del equipo de Mourinho, resistente a los cambios y permeable a los refuerzos (Coentrao, Sahin, Callejón), y no tanto de la competición. Al Dinamo, desprovisto del apoyo de su público y de los tornillazos que le consintieron en Croacia, le cae gigantesca la competición. Y el Madrid, primero de grupo sin esperar a la última jornada, ya está definitivamente convencido de que Cristiano es una puerta importante (la puerta grande muchas tardes) pero no la única a la que llamar.

Intuyó Mourinho la sencillez del partido y a la hora de construir un Madrid híbrido (sin Casillas, Pepe ni Cristiano) le dio gusto al público: Sahin y Xabi Alonso juntos; Benzema e Higuaín, también; Varane de nuevo en el escaparate, y Callejón para salvar la imagen de marca de la cantera. Sin trivote, ni triángulo de presión, según lo expliquen los periodistas o lo edulcore el entrenador. Y por encima de todos Özil. No se conoce mejor tratamiento de rehabilitación para un futbolista que insistir con él en los peores momentos y premiarle, además, con el papel que borda. Definitivamente es jugador con partidos punta y partidos valle, sin un comportamiento uniforme, pero en su mejor versión, la de esta noche, resulta un diez poderoso, con jerarquía, el mejor en este imperio donde lleva mes y pico sin ponerse el sol.

Benzema e Higuaín

El espíritu emprendedor de Özil tuvo un efecto devastador. En veinte minutos no quedaba piedra sobre piedra en el Dinamo. Cuatro goles encajó: dos los dio el alemán y otro lo marcó. Y Benzema, vencido a la izquierda, para hacerle sitio en vanguardia a Higuaín, fue el futbolista con burbujas que tanto le ha costado fabricar a Mourinho. Marcó el primero y el sexto, regaló el segundo, participó y remató. No se le recuerda un partido en que se sintiera tan importante en el Madrid. Y obligó a Higuaín a meter otro tanto soberbio, como su actuación general, con recorte y remate picado, para mantener la pelea. Ese convencimiento de que en las grandes citas sólo cabrá uno mantiene a ambos con las orejas tiesas, a beneficio del Madrid.

También dejó el partido la sensación de que Lass es púgil para varios pesos: está a la altura de Khedira como mediocentro y resultó hiperactivo y atrevido como Arbeloa de lateral. Preparó el 3-0. Casi siempre está por encima de su reputación. Y por esta alfombra roja desfiló Sahin con cierta gracia, haciendo kilómetros para cuando crezca la exigencia. Gustaron su estampa torera y algún muletazo de izquierda.

Los cambios

Luego se durmió el partido. El Madrid metió cuatro goles en los cinco primeros disparos y se calmó después, pensando en el derbi, en el clásico y hasta en las compras navideñas. Aquel hambre inicial no podía ser eterno. En la segunda mitad refrescó aún más el equipo Mourinho con Albiol, Granero y Altintop para evitarle castigo a tres puntales (Ramos, Granero y Altintop). Tres cambios con 45 minutos por delante, prueba inequívoca de que aquello ya no era un partido de Champions.

Aún así volvió a marcar Callejón y lanzó después una vaselina que le sacó Kelava. Dos detalles más para engrandecer su noche y presentar una propuesta seria al técnico. Mourinho no se subió a lomos de cualquiera en Valencia. Y repitió Benzema, en entrega en bandeja de Higuaín, que la competencia no está reñida con la colaboración. Después firmó una tijera que él mismo se cocinó y que tocó el larguero. Beqiraj y Tomecak evitaron el set en blanco y la posibilidad de que el Madrid acabara inmaculado la liguilla. Nadie, salvo Adán, se detuvo a lamentarlo.