El Castilla asalta el liderato

El Real Madrid Castilla dormirá líder del grupo I de Segunda División B, a la espera de lo que haga mañana el Lugo ante el Getafe B, tras imponerse con facilidad al Toledo en el estadio Alfredo Di Stéfano por tres goles a cero. El equipo de Toril continúa su buena trayectoria como local sumando 15 puntos de los 18 disputados en su feudo y sigue siendo también el equipo más goleador con un total de 24 tantos. Dos tantos de Joselu, antes del primer minuto y a cinco del descanso, pusieron en cómoda ventaja al filial blanco en un encuentro que cerró Merchán con el tercero y definitivo a media hora de la conclusión.

Sin tiempo para que la gente pudiera tomar asiento en el estadio Alfredo Di Stéfano, el Real Madrid Castilla se adelantó en el marcador antes de que se cumpliera el minuto uno con un gol logrado por Joselu tras aprovechar un despiste defensivo de la zaga visitante después de un saque de banda. El mazazo dejó tocado al Toledo que, aún así, probó suerte con un lanzamiento desde la frontal de Encinas que atajó sin problemas Jesús. Los de Alberto Toril dejaron claro que querían finiquitar el encuentro por la vía rápida con una buena acción individual de Jesé, a cuyo pase, que acabó despejando in extremis Saavedra, no llegaron ni Joselu ni Óscar Plano. El meta visitante resolvió con brillantez poco después un misil lanzado por Juanfran desde lejos y con el que la parroquia local ya intuía el segundo gol.

Transcurridos los primeros veinte minutos, el partido se convirtió un monólogo blanco ante el que los hombres de Alfaro no tuvieron capacidad alguna de respuesta. El equipo castellano-manchego buscó sin éxito la reacción con tímidos intentos de salidas por las bandas que desbarataron con solvencia los laterales blancos. Precisamente uno de ellos, Casado, fue el siguiente en poner a prueba a Saavedra con un disparo lejano que se marchó por poco junto a la escuadra izquierda toledana. El goteo de ocasiones madridistas fue incesante durante la primera mitad. Juanfran, Plano, Joselu o Jesé fueron algunos de los que tuvieron en sus botas la posibilidad de aumentar la ventaja de los suyos y hacer justicia a la superioridad que los locales mostraban por aquel entonces sobre el terreno de juego,

Las dos llegadas consecutivas del Toledo a las inmediaciones de Jesús, en el ecuador de la primera mitad, fueron un primer atisbo de la reacción protagonizada por el equipo visitante para plantar cara a su rival y que no llegó a culminar con ocasiones claras de gol a pesar de lograr equilibrar la balanza en cuanto al dominio y la posesión del esférico. A pesar de que el equipo madrileño perdiera el ritmo del partido y la posesión del balón durante algunos minutos, debido al adelantamiento de líneas por parte de los de Alfaro, su ventaja en el marcador no estuvo nunca en peligro teniendo en cuenta la falta de profundidad de su oponente. Cuando muchos ya pensaban en enfilar el túnel de vestuarios, apareció de nuevo Joselu para poner más tierra de por medio en el marcador con un zurdazo desde fuera del área ante el que nada pudo hacer Saavedra pese a su estirada.

El segundo acto comenzó sin cambios en ninguno de los equipos en cuanto a nombres, pero sí en cuanto a juego. Alfaro modificó el dibujo del Toledo dejando tan sólo cuatro hombres en defensa para incorporar uno más al centro del campo con la intención de hacerse con el dominio en la medular y llegar con más efectivos arriba. A pesar de que los visitantes tomaron la iniciativa y se mostraron mucho más incisivos que en el primer tiempo, fue el Real Madrid Castilla el que tuvo la primera ocasión clara tras la reanudación. Encinas evitó la sentencia sacando bajo palos el disparo a bocajarro de Merchán, que tan sólo cinco minutos después cerraba el partido acertando, esta vez sí, a mandar el balón a la red de Saavedra. Con la goleada instaurada ya en el marcador, el conjunto visitante bajó los brazos definitivamente y se entregó a un rival que gozó de ocasiones para lograr algún tanto más y en el que Álvaro Morata dispuso de quince minutos tras recuperarse de su lesión.