Somos Mac Canudos
Récord mundial. Catorce victorias oficiales consecutivas. Villa, gol número 50. Festival del Rey David (Silva). Alicante volcada con la Roja Mecánica. Fútbol en 3D. Escocia rendida ante el mejor equipo de Europa. ¡Jugones!


Fiesta Nacional. Hoy es el Día de la Hispanidad. La fiesta de todos los españoles. Todas las culturas unidas en torno a esa bandera bicolor que invadió hace quince meses las calles de la piel de toro tras la parada histórica de Casillas (magic-foot) y el inolvidable gol de mi paisano Iniesta ante los pérfidos y violentos holandeses en el Soccer Stadium. Recuerdo cuando Italia conquistó el Mundial de Alemania en 2006. Un año después era una sombra siniestra, sin fútbol ni alma. Mi admirado Cannavaro puede dar fe de ello. Pero esta España está hecha de otra pasta, por mucho que la italiana sea la que tiene más fama. Nosotros somos hipnotizadores, magos de la lámpara, Hudinis del balón, vampiros de la pelota, azafraneros del fútbol, tapiceros del cuero
Silva, 'silve'. En Arguineguín hay talento canario a espuertas. Valerón llegó en la primera hornada y Silva en la segunda. Este canario menudito y enjuto es un maquinero que crece cada día que pasa. No entiendo qué pinta en la Premier luchando entre el barro y los cortadores de troncos que allí abundan al desconocer el término tiqui-taca. Silva es un ingeniero de caminos, un excursionista con brújula, un pintor con pincel. Su zurda dibujó el fútbol perfecto para flipe de esos escoceses maravillosos y entusiastas que poblaron las gradas. En Gran Bretaña se inventó el 'football'. En España se inventó, siglo y medio después, el fútbol. Háganme caso. No es lo mismo. Es otro deporte.
Viva Escocia. En el Rico Pérez, que presentó un lleno sensacional demostrando que sigue siendo un estadio de Primera, asistimos a una lección de empuje y buen rollo de los hinchas escoceses. Más de 8.000 bravehearts dieron colorido, pasión y honor a la velada. Qué manera de cantar su himno, que entrega incondicional a sus colores, qué amor por su escudo a sabiendas de que los checos habían solventado la papeleta en Lituania desde el inicio del combate. Con sus kilts (faldas a cuadros, en lenguaje de mi pueblo manchego), celebraron hasta los despejes a fuera de banda. Su equipo no tiene fútbol, pero tiene corazón. Además, saben digerir la cerveza con una entereza admirable. Los hosteleros de Alicante me comentaron que muchos de ellos tuvieron que pedir refuerzos en la madrugada del martes al agotarse las existencias pasada la medianoche. "Increíble. En mi bar se han pasado doce horas bebiendo cerveza y sólo han comido las aceitunas y los panchitos que les hemos puesto de pincho para evitar que les diera diarrea".
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El spanish Barça. Ahora que se ha puesto de moda eso de decir que se lleva lo azulgrana, Del Bosque alimentó la corriente populista alineando a siete jugadores culés en el once de salida (Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Pedro y Villa). Eso está bien. En Praga, fueron cinco del Madrid. En Alicante, cinco del Barça. Somos una aldea global unida por la misma causa. ¡Viva el Día de la Hispanidad! ¡Viva España! ¡Viva el tiqui-taca de la Selección!
Futuro rojigualdo. En Polonia y Ucrania lo tienen muy claro. Mejor evitar a España hasta la final. Jamás vi una selección tan superior a ésta. Si Brasil se europeizara, renunciaría a la próxima Eurocopa para no hacer el ridículo. No tengamos complejos. Asumamos nuestro liderazgo europeo y mundial. Somos MacCanudos. Wembley, Inglaterra, next station (próxima estación). Casillas, el récord te espera



