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dinamo de zagreb 0 - real Madrid 1 champions league

El Madrid rojo hace caja y fabrica un héroe: Kelava

Decidió un gol de Di María. La expulsión de Marcelo a falta de un cuarto de hora le complicó el partido al Madrid, que mandó sin continuidad. El árbitro fue permisivo con la dureza croata.

Luis Nieto
El Madrid rojo hace caja y fabrica un héroe: Kelava

Arrancó el Madrid con el maillot rojo del grupo y justificó así su nuevo vestuario, libre ya de gafe. Pero dejó dudas. El Dinamo, que no llegará muy lejos, le apretó hasta el final por la discontinuidad en el juego del equipo de Mourinho, que tampoco tomó el atajo de su pegada. Aún así, convirtió a Kelava, meta croata, en superhéroe y ganó con justicia, la que no repartió el noruego Oddvar, que expulsó a Marcelo con rigor y toleró algunos excesos del Dinamo.

Bajo esa piel roja, innecesaria para distinguirle del enemigo en la batalla, crucial en la estrategia de marketing del club, el Madrid resultó perfectamente reconocible. Sólo al principio se dejó discutir la pelota por un Dinamo inferior pero con colocación e inteligencia. Después gobernó el partido sin el punto de pasión al que invitaba su uniforme y dejó marchar oportunidades que hubiesen aclarado pronto el encuentro y le hubiesen ahorrado aprietos al final.

Benzema despega

Aun así, ofrece el equipo mejores perspectivas que el año pasado. A ello contribuye un giro atrevido del grupo, que aprieta más en campo adversario y se siente más confortado con la pelota. También le ha hecho más profundo Benzema, que investido de confianza se acerca al jugador que fichó Florentino y que ha pasado demasiado tiempo escondido. Y Coentrao es un punto de alboroto que antes no existía. Fuera de su sitio, aún en proceso de aclimatación, es un factor de sorpresa añadido, un plus de llegada. Firmó una jugada soberbia irrumpiendo desde la derecha y disparando fuera con la zurda. Necesitaba ese gol para dejar en evidencia a quienes piensan que Xabi Alonso anda en mala compañía.

Con todo, al Madrid no le dio para tomar ventaja en el primer tiempo, fundamentalmente porque asomaron dos contratiempos en los alrededores de Cristiano Ronaldo: una leve involución en su nueva faceta solidaria y una falta inusual de pericia en el remate. A los dos minutos Xabi Alonso le colocó frente a Kelava con un estupendo pase de palanca y no dio con la puerta. En cierto modo aquello le desorientó. Aquello y la dureza croata, que presintió el peligro en su figura.

La frialdad de Özil

Benzema, en cambio, estuvo en casi todas. Disparó al palo y firmó la jugada del partido con un eslálom gigante desde la derecha que Di María y Özil estropearon con dos disparos a quemarropa pero sin colocación que Kelava salvó por agilidad e intuición. A ambos echó de menos el Madrid para darle ritmo y continuidad a su juego. El alemán saludó al partido con cierta frialdad y ése siempre es mal síntoma en su caso, porque no es futbolista de arrancar en marcha. Necesita que Kaká empiece a apretarle.

El Dinamo, durante un tiempo, bordó su papel de secundario. Dejaron buenos detalles el lateral Ibáñez y el finísimo brasileño Sammir y mostró inteligencia el grupo al no tolerar las contras del Madrid interrumpiéndolas en la raíz, en campo contrario, a muchos metros de su meta. Incluso Leko colocó una vez a Rukavina frente a Casillas, pero ése es el plato que mejor prepara el meta.

El gol de Di María

Desgraciadamente para los croatas, del descanso regresó un Madrid más contundente y cumplió pronto su misión. Cristiano, Benzema, Marcelo y Di María completaron la secuencia. El remate cruzado que dibujó el 1-0 fue del argentino. La clave del éxito, el segundo de pausa que le dio a la jugada Benzema para que todas la piezas anduvieran en su sitio a la hora de la ejecución. A aquel golpe siguió un arreón del Madrid al que sobrevivió Kelava, portero de reacciones rápidas al que no resulta fácil matar de cerca.

Después todo fue a peor. El cansancio comenzó a alargar peligrosamente al Madrid, que por instantes se partió; el Dinamo vio por fin un hueco por donde colarse, y Marcelo dejó a los rojos con diez al simular un penalti en una picardía imprudente (a Leko le perdonó el árbitro cosas mucho peores). Aun con superioridad croata, Kelava continuó engrandeciendo su partido. Ramos, Benzema y Cristiano tampoco pudieron con aquel escudo deflector.

El Madrid subió la guardia. Entró el rehabilitado Lass para echar cemento a la obra y le siguieron Higuaín y Arbeloa. Y sin la autoridad exigida llegó a la orilla con los tres puntos intactos. Otros campos le pedirán mucho más para sacar el aprobado.