No es un cuento chino

Fiebre china. El 'Huangjia Madeli' (Real Madrid en chino) pasó como un ciclón por el país más poblado y emergente del planeta. El equipo de Mourinho protagonizó un clinic ante 50.000 aficionados que sirvió para dar una lección magistral de recursos, técnicos y tácticos, que sitúan a este Madrid en la rampa de lanzamiento profetizada por Cristiano: "Llegaremos a tope a la Supercopa". Con exhibiciones como la de ayer en Guangzhou es normal que Florentino, poco dado a coger la bola de la Bruja Lola, dijese el otro día a sus dóciles anfitriones que esta temporada espera "nuevas e intensas alegrías". A los más incrédulos y poco dados a ver la botella medio llena, les aviso que este 1-7 no es un cuento chino. Es la diferencia que hay entre una plantilla colosal y sus rivales, que caen uno tras otro como los malos ante los buenos en las películas de serie B. No hay enemigo que pueda plantar cara ahora a este Madrid, ni siquiera el equipo que dedica el tiempo a jugar con delfines en el agua. ¡Cuando pisen la piscina del Bernabéu tendrán enfrente once tiburones!

¡Hasta Khedira!. La competencia brutal que ha instalado Mou con el plantillón que maneja nos ha permitido ver a Khedira, el año pasado un jugador lentote y con nulo encanto, mostrándose como el todoterreno que le llevó a ser fichado por el Madrid hace justo un año. El tunecino-alemán se ofrece, colabora en la circulación, llega en segunda línea y hasta mete goles de cabeza como el del Tianhe Stadium. Sabe que tiene detrás bufando a Coentrao. Lo mismo le ocurre a Di María con Callejón. El granadino ha enamorado al Comandante de Setúbal. Aquí, el que se duerme una siestecita despertará en el País de Nunca Jamás. Que se lo digan al pobre Kaká, que está metido en ese pelotón de los meritorios donde hasta el juvenil Jesé le pasa por la izquierda y por la derecha

Tridente mágico. Guardiola debe estar preocupado con estos tres nombres propios: Cristiano-Özil-Benzema. Máquina total. Su capacidad de elaborar y pegar en los últimos veinte metros me recuerda a las oleadas en ataque de aquella Naranja Mecánica del Mundial de Alemania 74. Özil está de dulce, bailando en plan Zidane con la pelota; Cristiano muestra su perfil más solidario y se apunta un gol de tacón para deleite de uno de sus pioneros (Di Stéfano); y Benzema adorna el mejor verano de los 23 que lleva en este mundo con otra actuación prodigiosa. Nueva asistencia (4) y dos golitos más a su mochila talla XXL (6). Karim, te has ganado ser titular el 14 de agosto ante el Barça. Estás enorme, chaval.

Chapeau, Mou. El trabajo de entrenador se nota cada día más. Este hombre ha sabido meter en vena a sus 'boinas verdes' un patriotismo madridista que se ve hasta en los amistosos de guante blanco. Verle celebrar el gol del verano (rabona de Di María y pechazo del joven Jesé) demuestra su compromiso. Como le leí el otro día a Sergi Arola, gastrónomo y culé, "en un año hemos pasado de la Selección a la elección". Pues ahí, Mourinho se sale.

Afición eufórica. Vi el 'siete' que le hizo el Madrid a los líderes de la SuperLeague china con mi colega Dani, El Yeti de la Peña Espinosa de Navacerrada, y con Fran y Chema, de la Peña de La Granja. También nos acompañó Pedro, el simpático jardinero africano (es de Guinea-Bissau) de la Hacienda Los Robles. Todos ven a su Madrid visitando varias veces Cibeles esta temporada. Aunque seré más cauto que Toñín el Torero, que me dice que la visita del Papa Benedicto XVI a Cibeles del día 18 coincidirá con la cabalgata madridista por la conquista de la Supercopa. Mejor pensado, ¿por qué no?