Alfonso Gracia
"Los administradores vendrán a ayudar al club, no a poner trabas"
Letrado de Cimbra, lleva junto a otros especialistas el procedimiento de concurso del Real Zaragoza. Explica el proceso y subraya su confianza en que será "un éxito".
Tanto tiempo con miedo al concurso de acreedores y ahora es la salvación... ¿Cómo se explica?
La ley concursal tiene el objeto de salvar las opciones de una empresa para seguir adelante y sirve para cualquier tipo de entidad. Hasta hace unos años no se aplicaba al fútbol, pero está teniendo un efecto positivo. Ha habido clubes que han subido a Primera estando en concurso.
¿Cuál es el beneficio, entonces, para un club?
Ante una situación de impago, los acreedores pierden la paciencia y ejecutan demandas. La concursal protege el patrimonio del club. Pero hay otro efecto: en condiciones normales, el incumplimiento de ciertas obligaciones -como el pago a jugadores o a otros clubes- puede tener consecuencias deportivas fulminantes, pérdida de puntos, de categoría... Pero en situación concursal eso resulta inejecutable. El juez lo prohíbe.
Eso se acabará si se reforma la Ley. Ya hay muchas protestas por el uso ventajoso que este año están haciendo muchos clubes.
Es cierto que está en trámite la reforma para evitar que los clubes se acojan a este beneficio. Pero si cambia la ley, no tendrá efecto retroactivo. A veces esos intereses también son espúreos. Hay división, pero la mayoría de los catedráticos de Derecho consideran que no sería lógico que las SAD tuvieran un trato peor que otras empresas a las que se apoya para evitar que desaparezcan. ¿Por qué un club no va tener ese mismo trato? Si son empresas, lo son para bien y para mal.
¿Cuál va a ser el proceso?
El juzgado nombrará tres administradores concursales: dos serán de confianza del juzgado; y el tercero, un acreedor de los más importantes. Nuestra labor no termina ahí, ni tampoco la del consejo, porque al ser un concurso voluntario la gestión la seguirán llevando las mismas personas. El Zaragoza estará intervenido, vigilado y controlado. Se seguirá fichando, se mantendrá la misma política deportiva, sólo que los administradores concursales vigilarán que las operaciones sean viables. Su labor es aconsejar y ayudar a la empresa a salir de esta situación, no poner trabas a su gestión.
Es decir, el club gastará lo que tenga. ¿No debería ser eso lo normal en el fútbol para no llegar a situaciones así?
En cierto modo sí. Pero también es cierto que ser empresario significa asumir riesgos. La administración concursal también va a comprender y aceptar pequeñas dosis de riesgo, siempre que no sean desmesuradas. Mientras, los letrados (y nosotros contamos con la inestimable experiencia de Cuatrecasas) intentaremos acelerar al máximo los acuerdos con los acreedores.
Por lo que sabe ya de la situación del club y de su deuda... ¿es optimista?
Pienso que va a salir bien por tres razones: primero, porque tenemos unos acuerdos con las entidades financieras que nos darán oxígeno; segundo, porque los acreedores no son enemigos nuestros, sino que han trabajado con el Zaragoza toda la vida. Pueden estar molestos, es verdad, pero en una situación como ésta la razón se impone. Y además tenemos una afición que es la mejor del mundo, y que durante este proceso nos va a apoyar.
Pero la afición está muy desencantada. Lo ven como un fracaso de la gestión...
Si estamos donde estamos es que algo se ha hecho mal, no se puede negar. Pero la intención es cambiar mecanismos y estructuras y mejorar.
Que la deuda a terceros (93 millones) sea la más alta del fútbol español en concurso, ¿complica las cosas?
No tiene por qué. La complejidad de un concurso depende de la actitud y la agresividad de los acreedores, no del montante de la deuda. El fútbol es distinto a todo. Aquí colaboran las instituciones, aunque también lo hacen con otro tipo de empresas... Y además el deporte tiene una trascendencia social y mediática que genera un clima de optimismo.
¿Qué plazo calcula para que el Zaragoza salga del proceso?
Es aventurado porque el plan de negocio está por hacer. Eso es lo tiene que supervisar la administración concursal. Habrá esperas y habrá quitas: las deudas se pueden pagar en cinco años y las quitas pueden ser de un máximo de un 50%. Pero hay que distinguir entre el cumplimiento del convenio, es decir que el club pague lo que debe, y lo que es alcanzar el acuerdo. Lo que importa ahora mismo son los acuerdos con los acreedores: eso nos puede costar entre cinco meses y un año. Una vez logrados, el proceso cesa en sus fuciones y el club vuelve a la normalidad. Ahora, eso sí, los administradores se van pero pueden volver con un concurso necesario si los acuerdos no se cumplen y alguien, particular o público, lo demanda.
El club habla de salir de la concursal antes del final de la próxima Liga. ¿Es posible?
Eso sería lo ideal. Nosotros vamos a trabajar denodadamente por conseguir una propuesta anticipada que nos permita lograrlo.