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Liga BBVA | Zaragoza 1 - Espanyol 0

Ponzio, vida y esperanza

El Zaragoza se la jugará en Valencia tras ganar ayer

<b>DISPARO DECISIVO. </b>Leo Ponzio arma el pie derecho para golpear el balón que batió a Kameni y dio el triunfo al Zaragoza.
DISPARO DECISIVO. Leo Ponzio arma el pie derecho para golpear el balón que batió a Kameni y dio el triunfo al Zaragoza.alfonso reyes / javier belver

Las situaciones desesperadas descubren a los hombres resueltos. El Zaragoza tuvo la determinación que, hasta el batacazo con Osasuna, lo había dejado a la orilla de la permanencia. Frente a un Espanyol vacilante, cuyo ánimo fluctuó con la nebulosa europea al fondo, el Zaragoza puso más entereza y ánimo que fútbol, remató mucho pero mal, jugó con poco acierto pero le alcanzó para gritar el gol de Ponzio, futbolista que compendia el tipo de jugador preciso para encuentros como el de ayer. El Zaragoza está abajo pero esperanzado: debe ganar al Levante o empatar y que pierdan Getafe o Depor.

La primera mitad la pasó cebando amenazas, pero sin golpear. Si fuera un púgil, con semejante pegada nadie pondría un centavo a su nombre. Mientras el Espanyol entraba al partido con una premiosa aceleración de motor diésel, el Zaragoza alimentó las estadísticas sin lograr que a Kameni le creciera de verdad una impresión de advertencia. Le tiraron 12 veces (Lafita, Jarosik, Uche, Ander, Gabi, Boutahar de cabeza...), pero todas tan ambiguas que el camerunés se puso veleidoso: a Boutahar le quitó un balón del pie con una manoletina y luego envenenó un disparo serio pero inocuo de Ponzio. Las manos se le hicieron cascos y la pelota le reverberó en el cuerpo antes de escurrirse por su costado. Eso sí, sujetó con mucha más ortodoxia una media volea de Lafita.

Leo Franco no tuvo tiempo para esteticismos. El partido le exigió todo en dos jugadas. Callejón apareció y cortó un par de veces el aire por el carril central. La primera acabó en el suelo, con Ponzio tironeándole a la puerta del área. Cuando La Romareda temía la roja, el árbitro dijo sigan. En la segunda, desairado Jarosik, se midió contra el meta y su remate abajo encontró a Franco.

Más sustos.

También el meta se quedaría la metralla tras un cabezazo de Isaías en el 81'. Lo manoteó y Álvaro puso la testa al rechace. Pero tan floja que entre Franco y sus defensas se quedaron la pelota sobre la línea. Si no encajó el gol, el Zaragoza sí se quedó el susto, que le duró hasta el intermedio. Pero el equipo de Aguirre no se desenganchó. No podía. El Espanyol, sin embargo, ramoneó indeciso, queriendo a veces, sujeto otras por la impresión desmayada de Osvaldo o Iván Alonso, que acabaría cambiado. También Callejón y Uche, relevos que obligan enarcar la ceja. Sinama y Álvaro entraron para errar dos ocasiones evidentes, más aún la del españolista.

Pochettino sumó a Isaías y Fonte, mientras Bertolo trataba de agitar el ataque. En ese equilibrio el Zaragoza empujaba más y de un empujón vino su gol. El robo de Ponzio, su avance resuelto y el zapatazo. La jugada definió al jugador. El gol definió el triunfo.

El detalle: Ander, adiós a la Romareda

El canterano dio una vuelta al estadio al final del partido, aplaudido por La Romareda, en la que jugó su último choque antes de irse al Athletic.