Liga BBVA | Getafe 2 - Osasuna 0
A la espera del juicio final
La salvación de Getafe y Osasuna, en la última jornada
La victoria deja al Getafe más cerca de la orilla, con 43 puntos y a la espera de una última jornada en la que uno de los seis implicados quedará con el corazón partío. Osasuna se dio cuenta ayer que celebrar la permanencia la pasada jornada fue una temeridad. Aún así, lo tiene fácil: con 44 puntos sólo necesita uno más, juega en su casa y contra un desmotivado Villarreal que no expone nada, pues ni puede ser tercero ni le pueden robar el cuarto puesto. El Getafe, en cambio, sufrirá de lo lindo hasta el último momento. Se la jugará en San Sebastián, donde la Real Sociedad necesita un punto para salvarse.
Con la verdad por delante. Así se presentaron Getafe y Osasuna de inicio. Míchel adelantó la defensa a 30 metros de la portería. La intención era acortar la distancia para llegar al área de Osasuna. Mendilibar, fiel a su estilo, ordenó que sus cuatro jugadores de arriba presionaran, quizá sabiendo que la salida del balón en defensa no es el fuerte de los madrileños.
El Getafe necesitaba ganar y puso todo su empeño, bien es cierto que con más ganas que juego, pero no era el día de florituras ni para ponerse barrocos. Era un partido para ganar, sin más, daba igual cómo. El primero que lo intentó fue Miku, que con un giro de 180 grados se las ingenió para salir mientras estaba rodeado de rivales y rematar dentro del área pequeña. El tiro fue taponado y el balón, de repente, superó a Ricardo y apareció Pedro Ríos, que se lanzó en cuerpo y alma para enganchar el remate pero lo hizo tan forzado que no pudo concretar a pesar de estar sólo a dos metros de la línea de gol.
Llamada al gol
Tras esa primera llamada al gol, a la media hora imperó la necesidad y el partido se jugó en campo de Osasuna. El Geta se echó arriba, la grada apretaba y la confianza subía enteros. La afición del Geta no falló, con sus ánimos y con sus supersticiones, ya que fue insólito ver la cantidad de ajos que había en las bandas. Todo valía para combatir al demonio del descenso.
Tras el descanso, la radio escupió la peor noticia: gol del Zaragoza. El Geta estaba en descenso. Míchel vio al enfermo pachucho tirando a mal y reaccionó con un doble cambio. El Coliseum sudaba a chorros cuando Parejo entró en el área, centró y Flaño marcó en su intento de despejar. No se recuerda a la grada de Getafe celebrar un gol con tanto énfasis.
Osasuna, de repente, sintió el miedo y se lanzó arriba como sólo lo hace Osasuna: todos a una. En cinco minutos, cuatro remates, uno de KIke Sola, otro de Camuñas y dos cabezazos de Pandiani. Contra todo y todos pudo un salvador Ustari, que sostuvo en pie a su equipo. El destino de Getafe y Osasuna se sabrá en la última jornada. El juicio final.