El vigués Dani impide el triunfo de un gran Celta

Debe estar contento Paco Herrera porque su arriesgada apuesta le salió bien, al menos en cuanto a sensaciones, porque las victorias siguen sin llegar. Eso sí, algunas decisiones son más que discutibles. No se entiende que Trashorras o David Rodríguez se pasen noventa minutos calentando el banquillo. ¿Acaso son los culpables de la mala racha? El técnico debe reflexionar, porque en el playoff tendrán que jugar un papel determinante y es importante tenerlos en forma.

Con el tridente de oro en el banquillo (los dos mencionados y De Lucas), el tridente de platino funcionó a las mil maravillas. El descaro de Dani Abalo, la verticalidad de Michu y la calidad de Aspas destrozaron a la defensa rayista, que no encontraba la forma de pararles. Sólo el meta vigués del Rayo, Dani, se interpuso en el camino del gol. El cancerbero, criado en las categorías inferiores del Celta, tuvo trabajo desde el primer minuto hasta el último. Nada más comenzar, Michu le puso a prueba y respondió con una gran parada. La réplica de los vallecanos fue débil. Únicamente Armenteros amenazó en alguna ocasión. Abalo hizo luego la jugada del partido. Recortó a Arribas y se acomodó el balón para su pierna supuestamente mala, la zurda. El larguero, con Dani batido, tembló y escupió el esférico.

Ritmo intenso.

Si la primera parte fue intensa, el ritmo de la segunda mitad fue superior. El Rayo intentó poner nervioso a los celestes, pero sus ataques nunca llegaron a ser atenazadores. Una gran jugada de Armenteros propició un buen disparo de Piti. Posteriormente lo intentó Coke, pero el lateral reconvertido ayer a extremo pecó de inocente.

Tras esos primeros diez minutos, el Celta impuso su ley. Abalo y Aspas conectaron como lo hacían en juveniles y la zaga rayista no sabía cómo pararles. La ocasión más clara fue para Michu, que se inventó un remate de chilena cuando la jugada parecía finiquitada. El lujoso recurso del asturiano no acabó con el balón en la red por culpa de un vigués, Dani.