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La fiesta y el mal menor

La segunda unidad del Barcelona dominó a un conservador Deportivo que amarró un punto que le permite depender de sí mismo en la última jornada. Tablas entre el relax y el drama.

<strong>PASILLO Y EMPATE.</strong>
PASILLO Y EMPATE.

Tablas entre el relax y la angustia, entre la fiesta y el drama. Empate en el Camp Nou en un partido de escasas constantes vitales. Intrascendente para el Barcelona, de análisis confuso para el Deportivo. Le sirve como mal menor, como garantía para depender de sí mismo en la última jornada. Pero puede sonar a ocasión perdida vista la alineación y la falta de tensión del Barcelona. El empate, excelente en el descanso, se fue nublando para el Deportivo en el segundo tiempo: gol del Zaragoza, gol del Getafe... Empató y está en el filo. Para los optimistas depende de sí mismo y sumó en casa del campeón. Para los pesimistas, los que le siguen estrecharon el cerco y en la última jornada visita Riazor el Valencia. Diecisiete años después de Djukic y González. Invitación a la maldición u ocasión para la catarsis. El mundo, otra vez, se divide entre optimistas y pesimistas.

Para el Barcelona el partido fue una noche agradable de domingo. Buena entrada, buena temperatura y partido emparedado entre el pasillo del Depor y la entrega de la copa. Hasta el equipo de balonmano fue ovacionado y hubo minutos para casi todos los que no serán titulares en Wembley. Sí jugó Valdés y jugaron Mascherano, que es de los que parece no cansarse nunca, y Abidal, que tuvo casi una hora para seguir con una puesta a punto que quizá culmine con la titularidad en Londres. En la segunda parte entró Alves, otro con pilas alcalinas. El resto fue un canto a La Masía además de Afellay o un Keita que es, los halagos de Guardiola no son gratuitos, el jugador de campo que ha intervenido en más partidos en la presente temporada. El resto: Bartra, Fontás, Jeffren, Thiago, Dos Santos y hasta Oriol Romeu en los minutos finales.

El partido más que aburrido fue soso. El Barcelona no necesitó más y el Deportivo pareció conformarse, camuflar en intrascendencia su sufrimiento como si tuviera asumido que montar una tormenta acabaría en cualquier caso por perjudicarle. Sin importar la alineación del Barcelona llevó el respeto al campeón más allá del pasillo. Se ordenó en su campo, presionó en pocos metros y buscó un fallo de concentración o precisión que le permitiera salir por velocidad, pivotando sobre Valerón para lanzar a Adrián y Lassad. Llegó un par de veces en la primera parte y en la segunda se metió más atrás, no olió el balón y dejó discurrir el partido hasta un último minuto en el que Riki perdonó ante Valdés. Jugó con la mente entre Getafe y Zaragoza, con los dedos sacando chispas de la calculadora. O del rosario: hay hombres de ciencia y de fe. Y hay, por penúltima vez, optimistas y pesimistas.

Todo lo bueno que tiene el Barcelona se ha cantado ya en los 36 partidos que le habían hecho campeón antes de este. Su reto está a dos semanas vista y es gigantesco: la cuarta Copa de Europa. Mientras tanto jugó y demostró que es el equipo cuyo estilo resulta más innegociable, más independiente de los nombres en la espalda de las camisetas. En el Barcelona no hay jugadores, hay roles. Y, con más o menos brío y más o menos brillo, juega siempre igual. Un empate de lo más aséptico dejó buenas pinceladas de Bartra y Fontás en defensa, destellos demasiado dosificados de Thiago e insistencia sin premio de Afellay. Bojan, capítulo aparte, sigue en pleno divorcio con el gol. La ocasión más clara, un centro del recién entrado Alves, pasó a centímetros de su cabeza y de su suerte, tan esquiva toda la temporada.

El Barcelona era campeón y no pasará ni un segundo pensando en este empate. Jugó silbando y sudó lo justo. Para el Deportivo queda el mal menor y la angustia; el sufrimiento, las oraciones y las cuentas. Está a noventa minutos de la salvación o del infierno. Tan sencillo o tan trágico. Y ante el Valencia, nada menos. Un brindis al sentido de la ironía o a la historia. En una semana lo sabremos: optimistas y pesimistas...