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Liga Adelante | Betis 3 - Tenerife 1

Adiós a Segunda, adiós

El Betis sube y el Tenerife desciende virtualmente

<b>FIESTA VERDIBLANCA. </b>La afición bética saltó al campo al término del encuentro para festejar el virtual ascenso con los jugadores y el técnico, Pepe Mel.
FIESTA VERDIBLANCA. La afición bética saltó al campo al término del encuentro para festejar el virtual ascenso con los jugadores y el técnico, Pepe Mel.morenatti / toni rodríguez

Esta podría ser la crónica del ascenso del Betis a Primera y también del descenso del Tenerife, pero nada de eso lo sabremos hasta esta noche, cuando terminen de jugar Salamanca y Celta. Los verdiblancos necesitan que los celestes no ganen en El Helmántico para plantarse matemáticamente en la máxima categoría; los chicharreros descenderían, precisamente, si vence el equipo local.

A falta de que los números lo hagan carne, valga este homenaje previo a unos y a otros. Por las lágrimas de alegría Jaramillo y de Pedro Buenaventura, béticos veteranos con el corazón aprisionado entre Trece Barras. Por las de dolor en Santa Cruz, sin Carnaval futbolero, en dos años desde Primera a Segunda B. Regresen pronto.

"Soy bético desde que tengo uso de pasión", me gritó con arte un amigo forofo. Mel se ha hecho verdiblanco a base de razones de peso, como su juego atrevido o su capacidad para aislar un vestuario de las llamas del Betis, finalmente liberado por Gordillo, Alaya y su troupe de valientes. El órdago de Pepe consiste en subir con tanta antelación y menos sufrimiento del previsto para el millón de penitentes verdiblancos que existen. El partido de ayer se convirtió en una metáfora de su Betis, con el debut de otro canterano, un par de goles bien triangulados y poco suspense.

Por Rubén, goleador errante que por fin encontró su sitio, que marcó su tanto 23 tras un penalti de Sicilia. Por Beñat, Molina y Salva, gestores de una jugada de color azulgrana que terminó en el 2-0 del almeriense. Por Casto, portero que emergió a la sombra de Goitia, que salvó el 2-1 antes del 2-1 de verdad (golazo de Julio Álvarez) y luego el empate antes de que Isidoro finiquitase con una gran arrancada en el descuento del primer tiempo.

Segunda parte de palo, aunque el Tenerife muriera de pie, agobiando a Casto. Los 50.000 hinchas, ellos representan a este club que hace a la Primera mucho más Primera, agotaron anoche el grito de guerra del año, "volveremos". Ya es pasado. El Tenerife se va, una pena. Pero señores: el Betis ha vuelto.