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Evaristo

"Helenio me decía: hoy no juegas, así que mi mujer no irá al campo"

Evaristo de Macedo Filho (Río de Janeiro, 1933) llegó al Barcelona en 1957 desde el Flamengo con vitola de estrella para la Liga. Pasó al Madrid en 1962, donde no tuvo suerte.

"Helenio me decía: hoy no juegas, así que mi mujer no irá al campo"

Estuvo entrenando hasta hace bien poco. ¿Se ha retirado ya totalmente del fútbol?

Hace dos años que estoy fuera. Tuve una cirugía en la rodilla el fútbol me dejó castigado. Ya sabe, la edad Me he jubilado, aunque tengo una casa de lotería deportiva y algunas propiedades.

¿Dónde empezó a jugar en Río de Janeiro?

En cualquier sitio, en la playa, en la escuela, en los campos, en las calles Así empezamos todos. Luego, llegué a la selección desde el Flamengo, como muchos otros en aquel tiempo. Era un equipo muy fuerte que ganó tres ligas consecutivas.

¿Al Santos de Pelé?

Pelé vino un poco después. Él estaba empezando cuando yo me fui para España y aún no le conocía personalmente.

¿Coincidió con él en la selección brasileña?

En realidad él heredó el 10 que yo estaba llevando en la canarinha. La verdad es que no llegué a jugar ningún Mundial porque el Barcelona no me dejó volver para hacerlo.

¿Cómo fue?

El Mundial de Suecia era en junio, y nosotros (con el Barça) nos estábamos jugando la Liga y la Copa, porque España no se había clasificado para el Mundial. Estaba recién llegado y no permitieron que fuera. Mi mejor momento con la selección fue en Perú (habla de la Copa América), ante Colombia. ¡Marqué cinco goles! Fue muy raro, porque llegamos a ese partido con mucho cuidado. ¡Pero aquel día entró todo lo que pateé!

¿Cómo llegó al Barcelona?

Pepe Samitier era el secretario técnico y vino a Perú porque el Barça quería fichar un delantero. Vio todos los partidos de ese Sudamericano y me escogió a mí. Pensó que me adaptaría al fútbol del Barcelona...

¿Qué se encontró al llegar a España?

El Flamengo era un gran equipo, pero el Barcelona era mucho más grande. Todo era diferente. Aún jugábamos en Les Corts. El primer partido nada más aterrizar era uno de Copa ante el Atlético. Yo aún no podía jugar. Me senté en la grada y vi marcar siete goles a Eulogio Martínez. ¡Siete! Yo pensé: "¿Para qué me habrán fichado a mí?".

¿Cuáles eran sus características de juego?

Yo tenía mucha velocidad, y como había aprendido a jugar en las calles también tenía muy buena técnica, mucha facilidad con el balón y, sobre todo, que le pegaba muy bien con los dos pies. No escogía con cuál de ellos tirar.

¿Cómo jugaba aquel Barcelona al que usted llegó?

Teníamos un buen equipo. Mi primera temporada fue buena, pero no conseguimos superar al Madrid. Después, con la llegada de Helenio Herrera el equipo creció y ganamos la Copa de Ferias y dos Ligas.

¿Qué tenía de especial Helenio Herrera?

Era un hombre que estudiaba mucho a los jugadores. Cuidaba más que nada eso, las individualidades, y todos crecieron mucho con él.

¿Cómo llevaba usted siendo brasileño que fuera estricto?

Yo me llevaba muy bien con él. Tanto, que un día vino y me dijo: "Estás lesionado y no vas a jugar. Por este motivo mi mujer no irá a ver el partido".

¿Un piropo?

"Ella sólo viene cuando tú juegas", me dijo. Le gustaba que jugara distinto a los demás. Yo parecía diferente...

¿Cómo eran los entrenamientos con él?

Duros, sobre todo en la parte física. Pero también era buenísimo en el lado psicológico. Era un técnico completo.

Usted completó cinco temporadas con el Barça ¿Jugaba con Eulogio en punta?

Durante un tiempo. Él no era muy rápido pero tenía mucha técnica y un gran cabeceo. Era fuerte y jugaba mucho sobre los defensores. Ganaba la acción con el cuerpo. Pero jugué más con Kocsis

¿Con quién se entendía mejor en el campo?

A mí me gustaba mucho Kocsis. Era muy inteligente y se colocaba para que fuera fácil llegar a él. También jugué con Zaldúa. Yo permanecía en el equipo y los demás cambiaban.

¿Recuerda la llegada de Didí al Madrid?

Llegó después del Mundial (de Suecia). Yo jugaba con él en la Selección.

¿Qué le contaba?

Empezó muy bien. Recuerdo que jugamos juntos el Carranza y se le dio bien. Pero luego llegó el invierno y los campos difíciles, y él quería jugar al estilo brasileño y eso le perjudicó. Se quejaba de la dificultad que tenía para jugar.

¿Qué jugador le impresionó más del Barça?

¡Luisito Suárez! Era extraordinario. Pero estaba Segarra, Vergés, Gracia. Luego trajeron a Garay, del Athletic, un defensa inmenso. ¡Y jugué con Ramallets!

¿Qué recuerdo tiene de los octavos de la Copa de Europa de la 1960-61 en los que usted marcó ese gol mítico?

Fueron dos partidos muy duros. Sobre todo en el Camp Nou. Aún con el 1-0 a nuestro favor el Madrid estaba muy inspirado, y llegó mi momento. Fue tras un córner que sacó Kubala, otro grande junto a Di Stéfano. Recuerdo que Olivella, que era un lateral derecho bueno, hizo algo parecido a un centro. Yo creo que intentó chutar a gol. Y el balón vino veloz, muy veloz, y bajo. Yo no tenía cómo alcanzarlo con los pies y me la jugué tirándome de cabeza. Vicente, el portero del Madrid, tuvo la misma idea que yo y se la jugó. Pero llegué antes y marqué. Y al final ganamos 2-1 (imagen de arriba).

¿Tiene la foto en su casa?

¡Por supuesto! Fue el gol más importante que marqué en el Barça por la rivalidad que había, aunque en Brasil he hecho otros importantes.

Aquí se habla del 'robo de Ellis y Leafe', los árbitros.

Fueron cuatro goles anulados, pero el árbitro es el señor del campo y no le vamos a discutir. Los aficionados del ­Barça dicen que fue un buen arbitraje y los del Madrid que no.

¿Se enfadaron los jugadores del Madrid?

Estaban contrariados.

¿Habló con alguno?

No, ellos nunca se dirigían a nosotros en el campo.

¿Y después del partido?

No, no Sólo aparecía aquello en la prensa de Madrid.

¿Se imagina qué hubiera hecho Mourinho después de ese despropósito arbitral?

(Risas). No me pierdo un partido del Madrid ni del ­Barça. Estoy al tanto de todo. En mi época había respeto. En el campo, amigo, a nosotros nos pareció un arbitraje normal. No solíamos discutir...

La temporada anterior (1959-60) el Madrid les ganó en semifinales y le costó el puesto a Helenio Herrera.

Nosotros sentíamos que él iba a dejar el club. Los italianos querían llevarle. Le ofrecieron mucho dinero. No fue la derrota quien se lo llevó.

¿Es verdad que no les quisieron dar prima por ganar al Madrid y que eso les afectó?

Sí, pero eso siempre sucedía. Tampoco perdimos por eso aunque hubo una discusión.

Tiene guardada aquella foto. ¿Y algún recuerdo del Madrid?

En el Madrid no tuve una época buena. Cuando llegué tuve una lesión fuerte en la rodilla y la medicina deportiva no era como la de hoy. La primera temporada fue muy difícil. Y después pasaba que teníamos a dos grandes jugadores que eran Di Stéfano y Puskas y que jugaban más o menos como yo lo hacía. Tuve que cambiar mi manera de jugar. No como en el Barça, donde actuaba muy cerca del área. Tuve que ir más atrás y no funcionó, por eso y por la rodilla. Ahora, cuando veo a Kaká, me acuerdo de mí.

¿Cuál fue el primer contacto que tuvo con el Madrid?

El Barça había cambiado de presidente. Entró Llaudet. Sólo podía haber dos extranjeros. Y ellos, junto con la Federación Española, querían que yo me nacionalizara para jugar el Mundial de Chile. Pero yo me sentía brasileño. Y Llaudet se enfadó un poco, pues quería fichar al uruguayo Cubilla. Tuvimos una discusión y le dije que me marchaba. Entonces recibí una llamada de alguien que decía ir de parte del Madrid.

¿Cómo se llamaba?

Creo que Juan Obiol, una especie de agente. Y acepté.

¿Habló con Bernabéu antes de fichar?

No... Él no iba tampoco mucho a los entrenamientos. Pero luego le conocí muy bien. Con nosotros era muy tranquilo. Siempre tenía una palabra buena y de ánimo.

¿Cuánto le pagaba el Real Madrid?

No sé Si en Brasil cobraba uno me fui cobrando cinco al Barça. Luego un poco más aún en el Madrid, que además pagaba buenas primas.

¿Cómo le recibieron en el vestuario blanco?

Ya nos conocíamos porque nos habíamos enfrentado varias veces. También estaba Tejada, que había jugado conmigo en el Barça, o Vicente, que fue portero del Espanyol...

¿Y Di Stéfano?

Él tenía su manera de ser y yo tenía la mía. Nos llevábamos bien. No había discusiones. Yo no me preocupaba de si él estaba contento o no. Ese no era mi problema. Teníamos las taquillas juntas.

¿Se sentaban juntos?

Muy cerca. Pero no teníamos mucha confianza. Él hablaba más con Santamaría, Puskas, Gento o Zárraga, gente que llevaba muchos años.

¿Por qué no renovó su contrato con el Real Madrid?

Saporta, que era el de la intendencia, me llamó y me dijo que siguiera dos años, pero mi mujer no quiso. Mi hijo mayor tenía siete años y ella quería que estudiara en Brasil. No era por el club ni nada. Yo hubiera seguido. Pero antes había sólo un vuelo a la semana a Río, de Iberia. Mire, yo llamaba por la mañana a Brasil y hablaba por la noche. ¡El maldito cable submarino! No había satélite...

¿Cuál fue su momento más feliz en el Madrid?

Lo mejor que tengo es que hasta hoy, cuando voy, veo a mis excompañeros y nos divertimos. Y eso que no pude relacionarme mucho con ellos. En Madrid me dediqué mucho a mi familia. Ya teníamos tres hijos y mi mujer me necesitaba. En Barcelona, en cambio, conocíamos a mucha más gente de fuera del fútbol.

¿Ve al Madrid con posibilidades de pasar a la final?

El Barça tiene un conjunto grande. El Madrid individualidades, pero aún no se acoplaron bien. Dependen mucho de eso. El Barça se encuentra en el campo con mucha facilidad. Lo tiene bien. En estos tiempos, tengo añoranza de mi época...