El Nástic se aferra a Segunda

En un partido para las matemáticas, solo al Nástic le salieron las cuentas. Contaba los puntos que le separan del pozo del descenso, del que se alejó con su última victoria ante el Xerez (1-2).

Contaba también el Cartagena, en el polo opuesto de la competición y luchando por el ascenso, pero resentido tras dos derrotas seguidas y una sola victoria en cinco salidas.

Y en ese juego de sumas y restas, una carambola fue la que empezó a despejar la incógnita de dos equipos que se jugaban su futuro.

Había empezado activo el Nástic en el primer cuarto de hora, gracias a la velocidad de juego imprimida por el regreso de Morán, que se añadía a la hiperactividad de un energético Powel, encendido por el gol de la victoria que logró ante el Xerez.

Pero la seriedad de la defensa cartagenera, liderada por un contundente Cygan, fue amansando un encuentro dominado por la igualdad y las pocas ocasiones para ambos conjuntos.

Fue precisamente en esos momentos de incertidumbre generalizada cuando la casualidad se vistió de grana. Un lanzamiento de falta cerrado de Gerardo fue rechazado por un defensa blanquinegro. El balón rebotó en la espalda de Morán y posteriormente en Powel, y el rechace fortuito quedó en los pies del central Mairata, que desde la frontal lanzó un fuerte disparo al fondo de la red (1-0, min.25).

El gol pareció multiplicar las energías de los locales, que olían el segundo. Solo poco antes del descanso el Cartagena se decidió a estresar el plácido primer tiempo de Rubén, con tres disparos que obligaron al meta a sacar partido a sus guantes, sobre todo en un disparo escorado de Clavero que el grana rechazó con una espectacular intervención.

Pocos minutos antes, Fuster y Powel habían avisado a Kiko Casilla con sendos disparos lejanos que casi habían sorprendido al portero visitante. Y a la tercera, ya en la segunda parte, llegó la vencida.

Precisamente cuando mayor intensidad y claras ocasiones mostraba el partido, y cuando el Cartagena parecía más encendido, Morán lanzó al bote pronto un disparo lejano en parábola, directo a la escuadra de Casilla, que solo acompañó el gol con la mirada.

Esa mirada desconcertada de un Cartagena que sintió la derrota como un paso atrás en sus ambiciones de ascenso. Enfrente, la mirada eufórica del Nástic, cuya confianza suma enteros cada jornada para seguir sintiéndose de Segunda.