Colsa azota el Mediterráneo

Estuvo en el sitio y en el momento exacto por dos veces. Gonzalo Colsa, acostumbrado a tareas más oscuras y desagradecidas, fue el héroe del Racing ayer. Si no perdió su equipo, fue por su don de la oportunidad y por contar con la pizca de fortuna que acompaña a los cántabros desde que están Alí Syed y Marcelino. El centrocampista cántabro aprovechó un fallo colectivo del Almería para rematar a Diego Alves casi en su cara. 50 minutos más tarde, sacó una especie de chilena de Kalu Uche sobre la línea de gol. Prolonga así la racha de Marcelino, que sigue sin perder. Dos triunfos y dos empates.

El asturiano prolonga su racha, pero por los pelos. Porque el Almería jugó un buen partido, sobre todo en la segunda mitad. Apretó al rival hasta arrinconarlo, pero le faltó tino para culminar la remontada. Por una cosa o por otra, los de Oltra no consiguen ganar los partidos. Con merecimientos o sin ellos, siempre le ocurre algo al cuadro rojiblanco. De eso se lamentó su técnico al término del choque. Ayer vio el partido desde la grada por sanción. Se lo llevaban los demonios viendo algunos errores de su equipo, conectado con el banquillo por teléfono...

Sin embargo, pudo ser mucho peor para los almerienses. Analizando el choque de final a principio, les sabe a poco el punto. Si se invierte el orden cronológico, cambia la película. Porque Diego Alves evitó el 0-2 haciendo gala de su asombrosa capacidad para intuir los penaltis. La expulsión de Henrique en el minuto 17 no asustó al Racing, que antes del gol de Colsa ya había avisado por medio de Arana y Adrián.

Estuvo desconcertado el Almería, incapaz durante muchos minutos de gestionar la superioridad numérica. El Racing, en cambio, lució una tranquilidad pasmosa. Los cántabros se pusieron el mono de faena. Ariel hizo su trabajo y el del sustituido Rosenberg.

Solidario y bien asentado, el Racing siguió erre que erre intimidando al Almería. Carlos García, en una acción absurda, derribó a Ariel, que celebró el penalti como si hubiese ganado una final. Su gozo se difuminó en el pozo de Alves. El brasileño jugó su particular partida de ajedrez con el árbitro (que le amonestó) y con Adrián. El resultado fue el habitual. El brasileño ya lleva diez penaltis parados en Primera División. De 17 que le han lanzado, se dice pronto.

Tras el descanso creció el Almería. Oltra ordenó el cambio de un par de piezas y modificó el dibujo. Mejoró y llegaron ocasiones, sobre todo, cuando Ortiz entró por el lesionado Piatti. Al Racing, cansado por un esfuerzo admirable, apenas se le pudo contar una ocasión clara de en la segunda mitad por medio de Ariel. Arrinconado ante la efusividad del Almería, el equipo de Marcelino se iba pegando más y más a Toño.

Ortiz, eterno capitán del Almería y que tiene un papel residual en este equipo, volvió loco a su ex compañero Cisma. Envió un centro al travesaño, se inventó una jugada que Crusat convirtió en gol, contagió a sus compañeros y dirigió casi todos los ataques. Pero no llegó el segundo. A veces por mala puntería, otras por Toño. Y la más importante, por Colsa.

Especialmente sangrante fue el error de Goitom, que a puerta vacía falló con el estoque. También Uche, cuyo ímpetu le impidió afinar en alguna ocasión. Hasta Diego Alves intentó emular a Aranzubia subiendo a la desesperada en un córner. Pero fue para nada. Alves fue protagonista por su penalti, pero el puesto de héroe ya lo tenía pedido Colsa.

Lecturas.

La lucha por la permanencia va dejando cada vez más solos a Almería, Málaga (y a pocos más). El Racing saca la cabeza y toma aire esperando al Real Madrid, que ayer se dio un festín en el Bernabéu. 30 puntos para los cántabros, que no lo tienen hecho pero se intuye. Afinando en casa y arañando puntitos fuera se ahuyenta cualquier fantasma. Al Almería, farolillo rojo, sólo le vale ganar. De nada sirven la estética o las sensaciones si no carga la mochila de puntos de tres en tres.