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O. Lyon 1 - Real Madrid 1 | La contracrónica

¡El Bernabéu hervirá!

Hubo que esperar 325 minutos para que un jugador del Madrid metiese un gol en el campo del Lyon, un equipo tan incómodo como comerse una tortilla de cigalas (sin pelar). El gol de Benzema es de oro. El 1-1 debe poner fin a la maldición.

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¡El Bernabéu hervirá!

Medio tiempo de campeón. A la séptima fue la vencida. Seguimos sin ganar al Lyon un partido, pero el 1-1 de Gerland sabe a victoria, a luz verde para esos cuartos de final soñados donde pueden esperar (el sorteo es puro) el Schalke de Raúl, el Barça de Messi (si pasan...), el Valencia de Soldado y Mata o el Chelsea de Torres y Anelka. El Lyon se ha convertido en el Bayern Múnich del siglo XXI. Son más raros que el perro verde de Olvera, no tienen una sola estrella pero siempre se salen ante el Madrid, juegan como si fueran atletas de full-contact, atacan como lobos hambrientos y defienden a su portero como si Lloris fuese la espada de Excalibur... El Lyon nunca muere ante el Madrid y ni siquiera el 0-1 y el vals blanco de la segunda parte le hizo rendirse. Por eso valoro como un triunfo el 1-1. Marcar allí ya ha sido una hazaña. Qué sí, que esta vez va en serio, que ni maldición de octavos ni gaitas, vamos, vamos...

¡Benzemazo! Si alguien podía romper el maleficio de Lyon (tres visitas en Champions, cero goles a favor) era un tipo de allí, uno de ellos. Karim se crió en sus suburbios y aprendió junto a la ribera del Ródano esos trucos de pillo que le permiten hacer cosas que rompen el guión de cualquier defensa. Benzema es mucho más Benzema desde que llegó Adebayor. Con su orgullo picado, ha florecido ese talento natural que nunca se le ha discutido. Ahora tiene alma de campeón y pensamiento de ganador. Del resto se encarga su frialdad genética que lo convierte en el área más fiable que Clint Eastwood manejando el revólver en un western. Ya es Pichichi del Madrid en Europa por delante de Cristiano (cinco goles a cuatro). El gato salvaje Karim sólo llevaba 38 segundos en la escena y se asoció con Özil y Cristiano para hacer una incursión en paralelo en área francesa con amagos mágicos que concluyeron con un remate benzemesco. En caída y con picardía le hizo un caño a Lloris y puso en pie al hombre que más apostó por su fichaje...

Florentino, de pie. Conocerle personalmente te permite saber que su sonada celebración del gol de BZ9 no fue tan sorprendente. Él se cuida de no aparentar lo que es cuando pisa un palco. Pero es un presidente futbolero al cien por cien, que lleva la procesión por dentro y que pierde peso en los partidos por la tensión contenida que acumula. Si no fuera un empresario de éxito le encantaría escribir columnas de opinión en el AS o defender al Madrid en tertulias televisivas tipo Punto Pelota. Alí Florentino lleva mucho tiempo esperando un Madrid que reine de nuevo en su territorio, en Europa. Sé que ahora estará arrepentido, pero yo estoy con ese Florentino que celebra los goles. El fútbol es sentimiento y esconderlo resulta cruel. Me uno a su festejo...

Platinato. La tarjeta inventada a Ramos nada más empezar la velada ya me puso en guardia. El tal Stark no se cortó un pelo para machacar al Madrid. El penalti de Gourcuff no señalado fue un descaro y un insulto a la honestidad de la competición. El juez de área también se hizo el sueco. Entiendo el enojo de Mourinho. Con otro trío arbitral, habrían quedado 1-2 o 1-3...

Efecto Bernabéu. El madridismo va a estar a la altura y pronto se van a agotar las entradas para la vuelta del 16 de marzo. El Bernabéu va a ser una caldera de pasiones. Vuelven las grandes noches europeas. Vuelve la leyenda, vuelve el Rey de Europa. ¡A por ellos!