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El carrusel | La Liga al microscopio

De golear en el Loyola a crear todo un cuadro

El Barça sufrió más de lo esperado para mantener sus cinco puntos de ventaja sobre el Madrid. El equipo de Guardiola tuvo que mostrar su mejor versión ante un guerrero Athletic. Mucho más plácido fue en la víspera el choque del Madrid frente al Levante. Los blancos ganaron por inercia y siguen de este modo colgados a la Liga.

De golear en el Loyola a crear todo un cuadro

Calidad croata más rigurosidad Suiza

Rakitic se ha instalado en el Sevilla con la precisión con la que encajan dos piezas de puzzle. El cuadro hispalense necesitaba como el comer a un centrocampista de sus cualidades. Y de paso se ha encontrado con un jugador de doble filo. Por una parte, cuenta con la calidad balcánica que le da su sangre croata; por otra, con la fiabilidad de un reloj suizo, país donde nació y se formó durante su niñez. Y es que sus padres, ante el temor de una posible guerra que posteriormente se acabaría produciendo en los Balcanes, emigraron al país helvético antes de que naciera. Allí sobresalió Ivan poco después con su fútbol. Ese mismo que le hace ser ya el nuevo líder del Sevilla.

El productivo club de tenis de Diego Forlán

Siempre va con un recipiente de mate en la mano, como buen uruguayo. Y también tiene ese carácter competitivo de los charrúas. Seba Fernández, el menudo delantero del Málaga, lo demostró ayer con su importante empate ante el Villarreal en los minutos finales. Desde siempre ha acostumbrado a ser protagonista precisamente por eso, sus goles. Ya como niño lo era cuando jugaba con el equipo de fútbol del Club de Tenis Carrasco Lawn. Allí, años atrás, había despuntado un rubio llamado Diego Forlán. Sus fotos presidían todas y cada una de las esquinas del club. Y así aprendió Seba, decidido en emularle. Pasó por Argentina y ya despunta en la Liga. Lo mismo que el Cacha.

El valor distintivo de un buen lateral

Muchas estrellas de diferentes equipos compiten por ser los máximos goleadores, los mejores asistentes, los porteros más seguros, los más contundentes defensas. No hay esa vara de medir en torno a los laterales. Se trata de una demarcación casi marginal, allí donde se ubican los futbolistas indefinidos, los que no son tan fiables como para ser centrales ni tienen la suficiente calidad como para actuar en el centro del campo. O eso nos hacen ver algunos técnicos. Porque luego surgen jugadores como Dani Alves que tiran por tierra todas estas teorías. El brasileño tiene bajo su influencia una auténtica autopista en la banda derecha culé y lleva tiempo monopolizándola. Va y viene por ella como una lanzadera de aeropuerto, un vagón incansable capaz de cerrar en defensa y dar dos asistencias en ataque, como ayer. En esa aportación inesperada de los laterales es donde reside el distintivo que caracteriza a los grandes clubes. El Barça tiene un tesoro con Alves. Y ese extra que suministra a los de Pep es vital. Que se lo pregunten si no al Athletic.

Adán llega a la élite con cinco años de retraso

Adán siempre fue el portero titular y capitán de la generación del 87, una de las más exitosas de los últimos años en cuanto a categorías inferiores de La Roja. Sus dotes de mando retumbaron en los oídos de Piqué, Barragán, Javi García, Mario Suárez o Cesc Fàbregas, iguales a él en la Selección pero poco a poco referentes lejanos a nivel de clubes. La falta de oportunidades de los canteranos en el Madrid y la presencia de Casillas le han cerrado unas puertas que se han abierto ahora, en 2011, cinco años después que a la mayoría de sus quintos. Mientras los nombres de Cesc o Piqué llevan tiempo conviviendo con nosotros y son de primera fila, Adán aún disfruta de sus primeras experiencias en el Bernabéu. El fútbol y sus ritmos. Las diferentes oportunidades. La suerte y el destino.

Atlético: la esencia de obtiene con lo de casa

El Atlético puso fin a una racha de cuatro derrotas seguidas en Liga y una en Copa con su victoria en Zaragoza. Quique decidió dar un cambio de tuerca a su equipo con la entrada del canterano Koke. Y acertó. No sólo porque el centrocampista estuviera brillante, sino porque su presencia se unió a la de otros tres jugadores surgidos en casa -De Gea, Domínguez y Antonio López- que aportaron mayor esencia y espíritu al equipo. Muchas veces se compran jugadores en el extranjero esperando que se echen un club a las espaldas. Ese efecto suele ser temporal. Los que realmente saben cómo respira la afición y qué significa el escudo son los que llevan defendiéndolo desde niños. Koke es uno de ellos. Y Quique es consciente de ello.

Odiado o amado según el grado de cercanía

Adrián González regresó ayer a Getafe ante la mirada de su padre -entrenador del equipo rival- y de los miles de aficionados azulones que le esperaban con expectación. Durante sus dos temporadas en el Coliseum nadie le perdonó que fuera el hijo de Míchel. Es más, para la inmensa mayoría fue sólo eso, el hijo del entrenador. Así se lo hicieron ver con sus pitadas, gritos y abucheos, un clima tan insostenible que entre todos los implicados tomaron la decisión de ponerle fin con un traspaso al Racing. Ayer, de nuevo ante la misma masa, Adrián fue sustituido, pero, para sorpresa, lo que más escuchó fueron aplausos. He ahí su gran paradoja. Silbado como local y aclamado como rival. Sí, todo lo que rodea a Adrián es diferente. Sin duda.

El personaje: Aranzubía

Es tan antinatural que un portero marque que hasta en su celebración se dibujan cuadros. Cuadros históricos. No hay más que ver en la foto que acompaña a este texto a Aranzubía rodeado y a punto de ser alzado por sus compañeros para compararlo con los famosos Cristos pintados a lo largo de la historia, del de Giotto al de Velázquez, del de Duccio al de Veneziano. Es tal la sensación puntual de adoración con respecto al personaje que el resultado es casi artístico. Pero Aranzubía siempre soñó con ese momento en el que un cabezazo suyo en el área contraria rescataría a su equipo, precisamente lo que ocurrió ayer en Almería. De hecho, cuando era un niño y jugaba en la selección riojana y en el Loyola -conocido equipo de Logroño- ya hacía de delantero cada vez que podía. Sus entrenadores le colocaban ahí para que los centrales se acostumbraran a verse las caras con alguien corpulento y él siempre sorprendió por su facilidad para marcar. Tanto, que le llamaban Comodín e incluso llegó a jugar algún partido en punta. Normal, visto lo visto en Almería.