La Copa de Mourinho

¡Y van 20! Qué gozada es para un madridista afrontar un derbi con el Atleti. Desde 1999, da la sensación de que nada ni nadie puede evitar una victoria vikinga. Da igual jugar bien (como en el Bernabéu, 3-1) o regularcillo (como en el Calderón, 0-1). Los colchoneros, como les llamaba mi padre cuando yo corría por las calles sin asfaltar de Carabanchel, salen acomplejados, sin alma, alejados de esa afición que anima y anima y llena el Manzanares contra frío y ausencias (sin Kun, es medio Atleti). Para el Madrid, el Calderón se ha convertido en una especie de nuevo Sarriá. Veinte derbis sin derrota lo demuestran. Los mil madridistas que estaban en el palomar del Fondo Norte sabían que no iban a sufrir. A este campo se viene a cumplir el trámite con elegancia y para eso nadie mejor que Cristiano, autor del único gol en una noche sin ocasiones y con porteros que parecían estatuas de cera. Ganar sin esfuerzo es perfecto con todo lo que queda por delante. Con el Sevilla del profesor Manzano, en el cruce de semifinales, será mucho más duro. Esto promete.

Gol de oro. El único tanto de la gozosa velada merece un relato. Un Tambor de Oro (Xabi Alonso) abrió el juego con calidad a un Tarzán de Oro (Sergio Ramos), y éste a su vez centró con precisión a un Balón de Oro (Cristiano) para que el portugués de músculos de acero encañonase a De Gea sin piedad. El golazo demostró que Mourinho no necesita ni a Benzema ni a Kaká ni a otro nueve para tumbar a los rivales. Si Cristiano marca, el Madrid gana. El 7 no metió gol en Almería y no se ganó. Rezo para que este portento de la naturaleza no sufra un resfriado. No es un simple futbolista, es un ejército en sí mismo. Lleva 32 goles en lo que va de temporada. CRACK.

Concordia. En la grada, algunos destruyeron las normas de convivencia gritando: "¡Mourinho, muérete!". Otros intentaron agredir a aficionados blancos que se limitaron a cantar el gol de Cristiano. A todos ellos les pediría que adopten el espíritu de La Dorada, restaurante en el que comieron las directivas con un buen rollo que da envidia. Me dicen que el bueno de Cerezo pidió Kun a la espalda y Forlán con queso. Pero el pequeño genio argentino estaba en el palco y el portento uruguayo tiene la cabeza lejos de aquí. Otra vez será, Atleti.

Turienzo, penoso. Perdonó dos rojas a Juanfran, no señaló un penalti claro sobre Marcelo y anuló un gol legal del multiusos brasileño. Todo ocurrió bajo la atenta mirada de Mourinho...

A por el triplete. Nada es imposible. Me lo dicen Chuchy de Torrelavega, Andrés de la peña El Aguila de Quintanar de la Orden, Víctor de la peña Palas, Juan Antonio y Federico de la peña Los Dos, Balbino de la peña Middelkerke de Brujas y Rufino, el Tkachenko de Carabaña. Este Madrid da miedo...