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Copa del Rey | Real Madrid - Atlético de Madrid

Agüero y Forlán retan al gran Cristiano

Lass será titular y Juanfran y Elías estarán en el banquillo.

<b>22:00H. </b>El Madrid se concentró más tarde de lo habitual (20:00h.) por concesión de Mourinho.
pepe andrés

Tiene razón Quique cuando dice que, para el Atlético, eliminar al Madrid es lo más parecido a una final. De hecho, la Copa se presenta como un atajo para salvar la temporada, pues a estas horas parece más sencillo abordar cinco partidos de Copa que veinte de Liga. Una vez clasificado para las semifinales cualquier cosa podría ocurrir contra Villarreal o Sevilla, y hasta esa ilusión bastaría para renovar el espíritu. De modo que el primer objetivo del Atlético para esta noche es salir con vida. A tiro de un gol, en el peor de los casos. Empatado, a ser posible, y ganando, si es cierto que existen los milagros.

Tampoco le faltan motivos a Mourinho cuando advierte del peligro de un rival herido. Y el peligro es mayor si el convaleciente es el Atlético, equipo que se impulsa al revés, alimentándose de contrariedades. Ni favorece tan peculiar adversario, ni favorecen los premios recibidos esta semana (gafes, habitualmente), ni esa estadística que pinta de blanco los derbis y que está engordando tanto a la oca que cualquier día nos saldrá el foie-grás en lata.

Los onces respectivos, y es buena noticia, no ofrecen excusas. Aunque sí novedades. En el Madrid, y si atendemos a los petos del entrenamiento, Sergio Ramos jugará de central y Lass repetirá en el centro del campo, sin castigo después de abandonar el Bernabéu tras ser sustituido en el descanso del partido contra el Villarreal.

Sin Özil.

La principal novedad, no obstante, será la suplencia de Özil en favor de Granero, al que Mourinho volvió a elogiar ayer (debe estar entrenándose como Gladiator). Ya advirtió el entrenador que hará rotaciones en enero y eso significa también que Kaká cada vez recitará más líneas. Canales y Mateos se quedaron fuera de la lista por prescripción técnica y tampoco entró Morata, no vaya a ser que siga marcando goles de tacón.

En el Atlético, lo más reseñable es que jugará Forlán, y es fácil que quiera dedicar el partido a quienes le excluyeron del once del año, pese a ser elegido como el mejor futbolista del Mundial. Su regreso potencia a un Agüero que se encuentra a un nivel altísimo, pese a sus soledades, y eleva la expectativa de un equipo que flojea, hace tiempo ya, en la creación y en los cuartos traseros. Juanfran, la última incorporación rojiblanca, entró en la convocatoria y Elías también se estrenará en el banquillo.

Tácticamente, el encuentro ofrece muchas lecturas. Como demostró el Villarreal, el Madrid sufre sin balón, pero el centro del campo del Atlético no parece el más adecuado para discutirle la pelota. De manera que lo más probable es un choque físico, algo así como una melé que deje la resolución del conflicto en los pies de delanteros.

Fijado así el partido, Cristiano volverá a ser el foco de todas las miradas. Su peso en el juego es intermitente, pero su influencia sobre los resultados es absoluta. Él es la baraja en la manga, el órdago con tres reyes y el cohete que salva a James Bond. También cubre las funciones del nueve que sigue reclamando Mourinho, con tanto sentimiento, hay que admitirlo, que dan ganas de organizar una suscripción popular.

Cristiano, por cierto, tiene al Atlético entre los equipos que todavía no le han permitido hacer una muesca en su revólver (Barça y Sporting son los otros). Esa es la otra estadística que amenaza ruina.