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Real Madrid - Sevilla | La contracrónica

¡Vietnam vikingo!

La noche terminó con el Sevilla a 21 puntos del Madrid, que acabó emocionando al Bernabéu con su épica victoria final pese a estar con diez en el campo. Las broncas de los banquillos caldearon más un partido feo, pero muy caliente...

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¡Vietnam vikingo!

Zafarrancho de combate. Noche de locura, desenfreno emocional, peleas de banquillos, arbitraje escandaloso del tal Clos Gómez que le hará ganarse un homenaje de Sánchez Arminio y sus acólitos del Villarato, expulsiones caprichosas (Carvalho dio un cabezazo fortuito, no agredió a nadie), penaltis no señalados (clarísimo el de Granero), fueras de juego inexistentes (¡hasta tres le pitaron al Madrid pese a estar en línea!), ayudantes de porteros bronquistas (Louro) que atropellan al bueno de Herrerín (delegado de campo ejemplar), Mourinho que se pone un "once" pese al 5-0 del Camp Nou (ese cornadón merecía más autocrítica por su parte), un par de chavales con talento, Granero y Pedro León, que dibujaron las pocas pinceladas de fútbol-arte en mitad del Vietnam...

Torero sin voz. La noche se tornó tan disparatada que hasta Toñín el Torero se fue del Bernabéu indignado antes de empezar el partido, al no dejarle los responsables de seguridad que apoyase su famoso capote con el escudo del Madrid en la valla del Fondo Norte. Incomprensible e injustificable. Malos tiempos para la lírica madridista.

Rugió la grada. Pero en mitad del Vietnam organizado en el Bernabéu, el orgullo vikingo irrumpió con esa épica que sólo sabe descifrar este club legendario. Con uno menos en el campo, apareció el espíritu de las viejas noches europeas. El público entendió que el Sevilla podía dar un machetazo a la Liga y se puso a empujar desde las tribunas hasta recordar la vieja leyenda del mítico Juanito: "Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo". De hecho, anoche vi a cientos de seguidores con la bufanda del eterno Raúl al cuello, como homenaje a su hat-trick ante el Colonia y reconocimiento de que, ahora que Mou quiere un 9, ver a Raúl triunfar a 7.000 kilómetros de Madrid es como para que a muchos se nos abran las carnes...

Más juego. Pero ojo, también es hora de exigir al míster mejor fútbol porque la afición quiere también caños, cambios de juego y sombreros. Mourinho dice que no hubiera pagado un euro por venir a ver este partido. Pues una de sus responsabilidades es lograr que el espectáculo justifique los 100 euros que valían anoche muchas entradas...

Números mágicos. Pese a todo, el Reglamento de la Federación deja claro que por muchos goles que metas, los triunfos dan sólo tres puntos. Por lo tanto, el Barça sigue agobiado mirando el retrovisor. El Madrid está a sólo dos puntos y ha igualado su mejor arranque liguero en la jornada 16: 41 puntos de 48 posibles. Y en lo que va de década, el Madrid suma 788 puntos y el Barça 766. Menos lobos...

Precedente bueno. En 1954, el Barça le metió 5-1 al Madrid de Di Stéfano en Las Corts. Pues esa Liga la terminaron ganando los blancos (La Saeta metió 29 goles) y dos años más tarde llegaron cinco Copas de Europa como cinco soles. Que no cunda el pánico, por Dios.

Afición orgullosa. Me llaman excitados los amigos del Puerta Bonita (ahí está Carlos Sánchez, tercer portero del Madrid en el año de La Novena), Peña El Único (sólo tiene un miembro), Peña Los Dos (pues eso...), el Chele de La Coma, el Rompevasos del 7 Blanco, Berja, los Gazpakoxo's líderes del Flori, Navalvillar de Pela, Miajadas, Cuatro Caminos y Lorenzo, el párroco de Mijares (Ávila). El madridismo no pierde la fe.